CAPÍTULO 5

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Enzo pov:

—¿La invitaste? —Ota me sonrió cómplice del otro lado de la pantalla de la videollamada.

—¿Al partido? Sí. —Rodé los ojos cansado porque ya sabía a dónde iba a parar con la pregunta.

—¿Va a venir a ver cómo les ganamos? —se rió Julián—. Que linda.

—Lamento decepcionante Araña pero puedo apostar a que va ir con la camiseta de Enzo... —Nicolás me miró, esperando a que corroborara lo que acababa de decir.

—Va a ir con mi camiseta y antes de que digas algo, no se la regalé yo —aclaré—. Se la compró ella antes de venir.

—Si no tenía, le regalabas una —me acusó Julián.

—Es mi mejor amiga, tendría sentido.

—Te encanta, admitilo. —A Otamendi no se le borraba la sonrisa de la cara.

—¿Te contó que está celoso del novio? —me jodió mi mejor amigo—. Cuando fue el otro día con Jose, a En le molestaba hasta que respirara.

—Que exagerado que sos. —Suspiré, ya cansado de que me siguieran molestando con el tema—. Lo único que dije es que, había algo del chabón que no me cerraba pero si a ella le gusta...lo conoce más que yo.

—Dijiste que lo odiabas —me acusó.

—Y lo odias porque está con ella y vos sos el mejor amigo —siguió Nicolás—. ¿Hace mucho te gusta? ¿O ahora que se volvieron a ver te cayó la ficha?

—Chau, tengo que terminar de prepararme para ir al estadio.

Corté la videollamada y me fui a bañar, queriendo que desaparezca la tensión de mis hombros.

Nicolás y Julián eran de mis amigos más cercanos y con los que más confianza tenía pero no sabía cómo contarles lo que me estaba pasando porque en realidad, ni siquiera yo lo entendía. Había sido sorpresiva la llegada de Jose y muchos sentimientos que habían quedado guardados y alejados de mi día a día, reaparecieron, confundiéndome e invadiendo mi cabeza cada segundo del día sin mi consentimiento.

No podía no pensar en ella, en la manera en la que se reía, en la forma en la que me miraban sus ojos cuando estaba cansada y se rehusaba a irse a dormir, en lo emocionada y feliz que parecía por haberme vuelto a ver y en cómo seguía siendo ella a pesar del tiempo.

Estar con Jose era reconectar con una parte de mí que se había ido esfumando con los años, sin que me diera cuenta. Amaba mi trabajo pero era cansador por momentos y aunque siempre me había mostrado cómodo y natural con las cámaras que me rodeaban y la atención de las personas, no siempre había sido así. Cuando empecé a ser un poco más conocido, tuve que familiarizarme con las entrevistas y las notas, con que algunos nenes se acercaran a pedirme una foto o a que les firmara sus camisetas. Adelante de tanta gente y tanta exposición, sentía que no podía dar ni un solo paso en falso y por eso, nunca podía relajarme.

Con la llegada del mundial esa exposición creció y tuve que inventarme un personaje que siempre estaba relajado y cómodo frente a millones de ojos. Era cansador impostar una forma de ser pero era la única manera que había encontrado para sobrellevar la fama.

En los únicos lugares en donde estaba cómodo siendo yo era: en la cancha, con mis compañeros de selección y amigos, con mi familia y con Jose.

Ella conocía prácticamente todo mí e igual me quería. Sabía cuáles eran mis miedos, mis defectos, lo que me gustaba, lo que no. Se daba cuenta cuando estaba enojado, cansado, feliz, triste o cuando estaba intentando mentir.

Antes de perder(te) | Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora