Jose pov:
—Esta es perfecta —avisó Otamendi después de estar varios minutos mirando el álbum de fotos que le había regalado a Enzo.
La miré e inmediatamente cerré los ojos reprochándome no haber supuesto que esa iba a ser su elección.
—Al final Juli tenía razón —me reí.
—¿Peor foto no había, no? —preguntó Enzo.
—Pero si salieron adorables —defendió Julián.
En la foto, los dos tendríamos alrededor de diez años. Estábamos acostados en la cama de mi mejor amigo, tapándonos la mitad de la cara porque su mamá había querido retratar el momento en donde estábamos sufriendo por haber elegido una película de terror para ver de noche en una de nuestras tantas pijamadas.
—Estabas usando tu pijama de princesas favorito. —Enzo sonrió, probablemente acordándose del momento igual que yo.
—¿No tenemos que recrear lo que estábamos usando, no? —quise asegurarme.
—No creo que sigas teniendo ese pijama así que, no —me respondió Nicolás.
—¿Qué peli estaban mirando? —preguntó Julián.
—No me acuerdo pero una de terror —contesté—. Me acuerdo que Enzo no pudo dormir con la luz apagada como por una semana.
—Fue horrible —concordó mi mejor amigo—. Definitivamente no soy muy fan de las películas de terror.
Nos paramos para poder volver a la habitación y recrear la foto porque eran casi las tres y media de la mañana y ninguno tenía nada mejor para hacer.
Dejé que todos subieran adelante mío mientras pensaba en el raro momento que habíamos tenido con Enzo cuando jugábamos a las escondidas y en la reacción que él había tenido. La manera en que me había sostenido para que no me cayera, como sus ojos habían mirado a los míos de una manera tan intensa que, a pesar de la poca luz, los podía sentir, cómo los había cerrado después de algunos minutos sin ningún tipo de explicación y como su mano había tapado mi boca, acercándome más a él y dejándome escuchar su respiración acelerada.
No estaba acostumbrada a que mis interacciones con mi mejor amigo fueran tan repentinamente raras pero a la vez no podía terminar de determinar que me hacía verlas de esa manera. Había algo que había cambiado respecto a ellas pero no sabía exactamente qué.
—Jose, ¿venís? —me llamó Otamendi desde el piso de arriba.
Me había quedado parada en la mitad de la escalera pensando y probablemente debía haber quedado como una tarada.
—Sí, obvio —contesté un poco avergonzada y subí lo más rápido que pude.
Cuando volví a entrar a la habitación, Enzo se estaba quejando de Julián, lo que me hizo reír.
—Pará boludo, me estás desarmando toda la cama. —Le revoleó un almohadón para que se alejara.
—Dios, que perfeccionista que sos con eso. —El jugador del City no había logrado esquivar el almohadón.
—No soy perfeccionista pero literalmente sacaste la sábana de abajo también —se defendió mi amigo—. Ahora hay medio colchón a la vista. Lo vas a arreglar vos.
—Está bien pero primero la foto.
—¿Pelean por estas boludeces seguido? —le pregunté en un susurro a Nicolás.
—Aunque no lo creas, sí.
Rodé los ojos con una sonrisa antes de caminar hasta la cama deshecha y acostarme, tapándome con la sábana. Enzo me miró durante algunos segundos, sin hacer nada más que quedarse parado del lado que estaba libre.
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Antes de perder(te) | Enzo Fernández
FanfictionJose y Enzo tuvieron que separse cuando él empezó a triunfar en el fútbol. Años después se reencuentran esperando que su amistad pueda seguir siendo igual que cuando eran chicos pero el jugador no está seguro de seguir viéndola sólo como una amiga. ...