La Nada.Blanco.
Vacío.
Confusión.
Eso es lo único que llena mi mente apenas despierto.
Abro mis ojos con el picor de la nariz complicándome la tarea de respirar, el cuello me molesta como si hubiese dormido en una mala posición y el abdomen me duele como el infierno. El increíble agotamiento que me recorre el cuerpo, solo consigue nublar más mi cabeza pero intento dejar a un lado el malestar para investigar el lugar que me rodea.
Negro. Un túnel oscuro hediondo de pescado, basura y quién sabrá qué otra cosa más, lleno de una asquerosa humedad en las paredes de ladrillo gris, el sonido del corretear de las ratas es mi único acompañante en este confuso momento. Trato de recordar cómo llegué aquí pero ni una memoria llega a mi cabeza, la única señal es un canal de agua sucia por el medio del túnel.
Más que asustarme por estar en este extraño lugar me siento preocupada por el alarmante espacio en blanco en mi mente, como una habitación vacía y olvidada, ¿qué sucede? ¿dónde estoy?
Nada.
No hay ni una sola pista.
Otra punzada de dolor me hace querer enrollarme en mí misma.
Trato de mantener la calma ante tal situación mentalizándome para hallar lo que sea que me saque allí adentro cuando siento algo mojado bajar por mi pierna, es cuando me percato de la profunda herida que me atraviesa el abdomen empapándolo todo de una oscura y espesa sangre.
Reconozco qué es eso, es una herida de gravedad y si no me equivoco debería ser atendida en un hospital, así que definitivamente no puedo quedarme acá. Sí duele, pero si no me muevo moriré aquí. Me emociona un poco darme cuenta de que mi cabeza no estaba del todo vacía, aún tengo algo de información útil en ella.
Quizás si salgo de acá pueda recordar algo más.
Me pongo una mano tratando de parar la hemorragia mas no hay mucho que yo pueda hacer solo presionando, busco dentro de mi cabeza intentando conseguir algún tipo de información que me ayudase a tratar con la herida, pero me temo que no obtengo nada más.
Opto definitivamente por hallar una salida antes de morir allí desangrada.
Levantarme es una tortura que me nubla la vista con luces parpadeantes, me toma algunas respiraciones poder dar un paso y luego avanzar. Transcurren algunas horas mientras estoy avanzando por el borde del canal de agua que despide un tremendo olor nauseabundo y arrastra toda clase de basura, doblo esquinas, camino y camino hasta que encuentro unas escaleras verticales. Trago saliva viendo el final de estas, arriba se ven unos puntos de luz que estaban en lo que parecía ser una tapa de hierro, ¿podré aguantar a subir hasta allá?, veo la herida que cada vez se pone peor con un rubor púrpura a su alrededor y mi inconsciente teme por una infección.
Lo quiera o no tendré que averiguarlo, necesito atención pronto.
Sin más que hacer subo las escaleras ancladas a la pared, ocasionalmente tengo que detenerme para descansar y apretar la herida con la esperanza de detener la hemorragia aunque incluso yo sé que es inevitable, que me siento muy cansada.
El tiempo que pasa hasta empujar la pesada tapa parece eterno, pero en seguida fuertes sonidos se abren paso en mis oídos antes de dejarme descansar, me provoca un intenso dolor en la cabeza la algarabía que está presente en aquella superficie. Consta de estrepitosos gritos, bocinas, charlas animadas y objetos ruidosos, parece una constante orquesta que no se cansa de desafinar.
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Ciudad de Mentira
Science FictionLa cabeza de Arise se resume a un inalterable espacio en blanco cuando despierta en las oscuras alcantarillas, el dolor de cabeza se hace presente sin dudar y la confusión no se hace rogar. ¿Qué hace ella ahí? ¿Por qué está llena de sangre? ¿Quién e...