El desconocimiento.
Abro los ojos casi al borde de las lágrimas, un temblor aterrador somete mi cuerpo y los latidos de mi corazón retumban en mis oídos cruelmente.No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir.
—Hey, hey calma —Alguien toma mis hombros apareciendo en mi campo de vista.
Un hombre de aspecto mayor que yo, de unos 28 quizás, cabello rubio pajizo, ojos turquesas y oscuras cejas espesas.
¿Quién es él?
El terror que siento por la pesadilla se intensifica cuando me acaricia la cabeza, es un desconocido que está demasiado cerca definitivamente, lo empujo lejos de mí con un grito asustado.
En seguida el dolor me apuñala el costado y todo lo que pasó viene de golpe a mi mente.
Despertar sola, las alcantarillas, la calle ruidosa, la herida en mi estómago, mi foto en todos lados con la palabra asesina acompañada de la palabra muerta y el inquietante extraño que me consiguió en un afortunado giro del destino.
Un extraño que me conoce.
Frunzo el ceño detallando al hombre del tamaño de un oso que me mira estrujándose las manos, me analiza de pies a cabeza como tratando de descifrar un rompecabezas, los tatuajes de diseño abstracto en su cuello se deslizan sobre la piel tensa que se oculta debajo de una camisa manga larga, con cada movimiento y me hace sentir indefensa aunque está parado a por lo menos un metro de mí.
—¿Quién eres?, —pregunto cautelosa, lo último que supe sobre mí es que era una homicida, si él quisiera hacerme algo malo podría hacerlo fácilmente y nadie me defendería— ¿me conoces? —consulto esperanzada.
El pasa la mirada por todo el lugar dudoso sin dejar de estrujarse las manos lo que me hace detallarlo también, estoy en una habitación aparentemente normal con paredes color vinotinto, al regresar la mirada a él parece inquieto antes de centrar la mirada enteramente en mí.
—¿De verdad no recuerdas quién soy?
Niego.
—No recuerdo nada.
Deja sus manos en paz, su expresión queda en blanco de la impresión.
—¿Tienes amnesia Arise? —pregunta aunque no hace falta respuesta alguna—, soy Mocka, nos conocemos desde pequeños.
Pero nada viene a mi mente.
—Lo siento, no recuerdo quién eres.
Suspira un momento y se sienta en el borde de la cama, permanece en silencio los próximos minutos antes de llamar su atención nuevamente.
—¿Puedes decirme qué sabes de mí? —pido con precaución.
—Eres Arise y tienes 21 años, somos buenos amigos crecimos juntos pero no empezamos a ser cercanos hasta que trabajamos en el Ministerio.
—¿Compartimos puesto laboral?
—No, tú eres la secretaria del jefe de Publicidad y yo soy mensajero interno —explica lamiendo sus labios—, somos mejores amigos te conozco desde que estabas pequeña pero nos volvimos mucho más cercanos cuando cumpliste los 19 que entraste a trabajar con nosotros en el Ministerio.
—¿A los 19 entré a un Ministerio? ¿Cómo? ¿No se supone que es muy difícil llegar a ese tipo trabajo? Requeriría tener al menos un título universitario. —me extraño— Espera, ¿tengo una licenciatura?
—Arise no sé cómo entraste, nunca me has dado muchas explicaciones sobre eso.
Entonces no somos tan buenos amigos, ¿cómo es que no le conté nada?
ESTÁS LEYENDO
Ciudad de Mentira
Science FictionLa cabeza de Arise se resume a un inalterable espacio en blanco cuando despierta en las oscuras alcantarillas, el dolor de cabeza se hace presente sin dudar y la confusión no se hace rogar. ¿Qué hace ella ahí? ¿Por qué está llena de sangre? ¿Quién e...