La dirección.
Tengo la boca seca para cuando decido bajar del desván impulsada únicamente porque tengo que cumplir el trato con Zero o sino quién sabe de qué sería capaz, como matar a Mocka por ejemplo, aún no conozco sus límites o lo que la motiva pero ¿Eso importa?, no existe justificación para el homicidio.
No obstante, si debo ser sincera estoy agotada tanto física como mentalmente me siento en un torbellino de sucesos que me succiona hacia sus mares apretándome los pulmones hasta no respirar. Aunque nada de eso significa que puedo darme el tiempo de sentarme a digerir mi realidad, tengo que actuar antes de que mi cabeza ruede hasta el frente del ministerio, me siento impotente como nunca.
Estoy llena de tierra desde los pies hasta cada hebra capilar, si quiero ir a la ciudad a investigar lo que sea que Zero quiere que investigue necesitaré estar al menos limpia aunque mi ropa sucia diga lo contrario.
Supongo que tendré que buscar un cambio de ropa en algún lado, además de una peluca o algo que oculte mi identidad porque supongo que los policías se habrán llevado mis cosas junto al teléfono, ahora todo es evidencia policial.
Desciendo las escaleras hasta el piso de abajo y me limpio la piel en el baño todo lo que puedo en poco tiempo, aún me sorprende que sirvan las tuberías de la casa aunque si tuviera que ponerlas en una lista de las cosas más extrañas seguramente el cuerpo escondido en el ático estaría encabezando.
Me pone muy nerviosa porque no tengo idea de cómo llegó ahí, pero hace alrededor de 4 meses que conozco a Mocka y ese cuerpo supongo que tendrá máximo un mes y medio ahí tirado. Creo que hay posibilidades de que alguien haya estado entrando y saliendo mientras nosotros no estamos.
Tengo la duda sobre ir a avisarle a Mocka de lo que ha sucedido y luego juntos ir a la dirección que indica Zero, pero ella misma dijo que el bloqueo del teléfono iba a ser algo momentáneo así podríamos ser descubiertos en cualquier momento y conociendo a Mocka probablemente querrá que esperemos hasta armar un plan. No hay tiempo y no quiero seguir poniéndolo en riesgo, antes casi muere por mi culpa y aunque no lo diga sé que ya no me ve de la misma forma me tiene miedo porque tengo a Zero. No lo culpo, la verdad ni yo misma estoy segura de poder frenarla en caso de que quiera matarlo a él.
No, estoy segura de que no podría, el día de la masacre escarlata ella usó mi cansancio mental en mi contra para dejarme inconsciente fácilmente.
Salgo del baño hacia la puerta de la casa echando un vistazo entre las tablas que tapizan las ventanas, no hay nadie afuera vigilando. Ahora no solo está el hecho de que no tengo un disfraz con el qué ocultarme, además tampoco tengo un transporte no puedo atravesar a pie los kilómetros que me separan del centro de Ciudad Laika.
Necesitaré ayuda para eso.
—No puede ser que tenga que hacer esto de nuevo, —me quejo en voz baja con la esperanza de que no me escuche, pero es imposible está adentro de mí— Zero, necesito ayuda otra vez.
Un prolongado silencio en mi cabeza me hace pensar que está renuente, hasta que su voz más profunda que la mía suspira en mi cabeza.
Bien, supongo que tengo que empujarte en esto porque si te dejo sola nos dejarías morir a los dos.
Casi estoy indignada pero como soy consciente de que tiene cierta razón y me va a ayudar prefiero callarme.
Mis piernas se mueven solas saliendo de la casa hacia la parte de atrás justo donde el terreno se funde con la reserva forestal, tengo los pies descalzos mientras se hunden en la tierra y los veo expectante, las pantorrillas se me ensanchan haciéndome sentir como si algo estuviera moviéndose adentro de ellas.
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Ciudad de Mentira
Science FictionLa cabeza de Arise se resume a un inalterable espacio en blanco cuando despierta en las oscuras alcantarillas, el dolor de cabeza se hace presente sin dudar y la confusión no se hace rogar. ¿Qué hace ella ahí? ¿Por qué está llena de sangre? ¿Quién e...