La consulta.El ambiente se siente como un hilo tenso a punto de romperse.
La habitación está a oscuras siendo iluminada solo por la luz de la televisión.
La figura imponente de Mocka me ve iracundo poniéndose de pie sin preocuparse por subirse los pantalones, podría jurar que tiene las pupilas incluso más pequeñas de la rabia, se le marcan las venas del cuello y sus brazos parece que fueran a romper la camisa manga larga porque se ven hasta el doble de gruesos. Es como ver la transformación de un humano a monstruo en cuestión de segundos.
Trago saliva retrocediendo aún tirada en el suelo, las manos me tiemblan y el aire apenas pasa por mis costillas.
—¡¿QUÉ HICISTE?! —ruge con voz salvaje.
Balbuceo aterrada, no sé cómo explicarle mi presencia allí sin que se moleste más, creo que piensa que me fui de la casa deliberadamente porque quise poniéndolo todo en riesgo y ahora lo interrumpí en un mal momento.
—Disculpa —apenas puedo musitar.
Él cruza la distancia en un parpadeo y se cierne sobre mí como un enorme animal a punto de amenazar a su presa, me siento temerosa e incómoda porque sigue con los pantalones abajo y su miembro erecto aún me apunta inquisidor.
Sube una mano bruscamente haciéndome cerrar los ojos para esperar, no lo sé, un golpe quizás pero en cambio enreda los dedos en mi cabello.
—¡¿Qué le hiciste?! —Su voz se quiebra a medio grito, se ve muy afligido por el nuevo color— ¡Era lo más hermoso que tenías! ¡¿Por qué lo cambiaste sin mi permiso?! —Lágrimas se asoman por sus ojos con horror, es como si estuviera viendo al pecado en persona— ¡Lo quiero como antes!
Me siento anonadada aquí tirada en el suelo, con él llorando furiosamente por mi cabello y su pene chocándome el abdomen.
Sería irrisorio, si no estuviera aterrorizada en este momento claro.
—Tuve que hacerlo, me descubrieron en la casa los policías y Zero me dijo que debía —No puedo terminar de hablar porque Mocka me interrumpe.
—¿Zero? ¿Quién es Zero y por qué hablas con él a mis espaldas? —interroga abruptamente para luego encontrar la respuesta por sí solo—, ¿Es la cosa? ¿Hablaste con el parásito que tienes en tu cabeza? —Vuelve a estallar en ira golpeando la pared junto a mí cabeza— ¡¿Y POR QUÉ TE PARECIÓ BUENA IDEA HACERLE CASO?! ¡TODOS TE VAN A VER CON ESE COLOR AHORA!
Pego un respingo con la respiración acelerada, los ojos me empiezan a llorar solos del temor.
—Lo siento, lo siento es que estaba asustada y no sabía qué hacer y tú no estabas tenía mucho miedo —explico atropellando mis palabras.
—¡NO! ¡TE LO PROHIBO NO VUELVAS A HABLAR CON ESA COSA!
Vuelve a golpear la pared haciendo que me tape los ojos, ahora estoy temblando cuando hunde sus manos en mis cabellos y hace ruidos como de lastima, poco a poco escucho su respiración calmarse hasta que me quita las manos de los ojos para obligarme a verlo.
—Está bien, está bien tiene arreglo, podemos volverlo a pintar y esperar a que crezca de nuevo, esperemos que no atraigas muchas miradas así. —apacigua con la mirada perdida en las hebras de pelo blanco— No vuelvas a escucharla no es lo mejor para ti, es una sucia alimaña que quiere arruinarte, solo yo sé lo que es mejor para ti Arise.
Asiento por inercia, no tengo intenciones de contradecirlo por nada del mundo.
—Disculpa —musito de nuevo sin saber qué más decir.
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Ciudad de Mentira
Science FictionLa cabeza de Arise se resume a un inalterable espacio en blanco cuando despierta en las oscuras alcantarillas, el dolor de cabeza se hace presente sin dudar y la confusión no se hace rogar. ¿Qué hace ella ahí? ¿Por qué está llena de sangre? ¿Quién e...