Episodio 20

9 2 0
                                    

La redención.

Quietud.

Y el silencio absoluto.

Es lo que hay justo antes de que la bertura en mi dedo índice se abra y se desate el caos.

Todos apuntan hacia mí pero soy más rápida así que en un abrir y cerrar de ojos voy cambiando de posición por toda la habitación causando que varios se disparen entre ellos, Zero apunta y dispara a medida que se mueve dejando muertos tras su paso, no soy yo quién está moviendo el cuerpo es como ver una película en primera persona en dado caso pero no puedo negar que se siente genial.

Saber que tengo el poder de aplastar una vida, de hacer justicia por mis propias manos y hacerlos sufrir por todos esos años de miseria que me hicieron sufrir y nadie nunca me ayudó, saber que mi vida será un fracaso por siempre por su culpa y ahora puedo verlos tenerme.

Sentir ese éxtasis que recorre mis venas.

Es como un licor acariciando mi garganta, como probar la nata suave en la base de mi lengua, deslizar un cuchillo por la mantequilla o el placer de acariciar un gatito, sumamente hipnotizante de formas que son incorrectas pero que no puedes evitar sentir al flor de piel.

Zero destroza columnas vertebrales con solo sus manos, saca brazos de su lugar, parte cráneos con patadas y dientes a balazos en lo que parece un festín de venganza que hace reír a mi adolorido corazón y eso me asusta, porque sé que no debo pero es un placer culposo.

Todo el caos se arremolina a nuestros pies con cadáveres cayendo unos sobre otros pero no parece interesarle a nadie, según una vez leí una de las facultades del chip cerebral era la capacidad de hacer cálculos a gran velocidad, lo que hace para Zero fácil tener una puntería perfecta, tanto, que  mueve nuestro brazos a una velocidad alucinante para dispararle a las balas justo antes de que impacten en nosotras y desviar su trayectoria.

Van cayendo uno a uno, toda un habitación de treinta hombres armados son incapaces de mantenerse vivos en una batalla contra Zero y entonces entiendo realmente por qué le tienen miedo, porque no pueden frenarla, crearon algo tan aparentemente perfecto que ahora les resulta inalcanzable la tarea de frenarlo.

Y temen porque la hicieron enfadar, temen porque saben que tenemos razón, porque saben lo que podemos significar para todo un pueblo doblegado.

Finalmente Zero usa mis piernas para terminar con último hombre disperso que queda, le saca la mandíbula de lugar al morderse la lengua de una pata brutal contra la quijada.

Mortal.

Hay una fila de cuatro hombres apiñados delante de Killiam para protegerlo, pero ni siquiera eso detiene a Zero, primero se mantiene en movimiento constante para apuntar y dispararle al primero de la derecha. Cae inerte. Ellos se sorprenden mientras apunta al siguiente y dispara. Cae inerte. De pronto avanza hacia ellos agachada y antes de que se den cuenta estamos a su lado, basta una patada potente con estas prótesis de alta potencia para lanzar a los dos hombres contra la pared con un sonido seco de sus cráneos. Caen inertes.

—Soñé con esto demasiadas veces Soprano. —La voz profunda y llena de promesas de muerte que sale de mí es de Zero— Una lástima que no pueda repetir este momento eternamente para conmemorar cuando acabé con tu organización de homicidas. —Le dispara en una pierna haciéndolo gritar bajo su fría mirada.

El hombre se retuerce tirado en el suelo mientras se pega con todas sus fuerzas a las puertas del ascensor, en un deseo iluso de escapar al piso de arriba.

—Nunca esperé que tú fueras un monstruo también Arise —masculla con la voz ahogada.

Zero me deja controlar de nuevo la lengua para poderle responder a Kiliam.

Ciudad de MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora