XXIV. Una luz de esperanza

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Pov Jungkook.

Llegué al hospital, Nam me trajo en su auto lo más rápido que pudo, cuando bajamos del auto, estaban bajando a Jimin de la ambulancia.
Corrí hacia ella pero fue imposible por lo menos verlo, pues ya iba con cables por todos lados, una mascarilla le cubria su rostro, y tenía unos monitores conectados al corazón. Camine tratando de hacerme espacio entre los camilleros, pero en ese momento salieron del hospital con mucha premura un grupo de enfermexs y un doctor, ya lo estaban esperando y al lado de la camilla obviamente iba el doctor Min iba a su lado, lo agarraba de la mano, eso me dolió y mucho, pero no era momento para ese sentimiento, el amor de mi vida estaba ahí para que lo salvaran.

No dejaron que me acercara, el doctor aunque con rapidez
dió indicaciones para que no me dejaran pasar hasta que estuviera calmado.
Pero cómo podría hacer eso si estaba destrozado, lloraba, gritaba, estaba lleno de desesperación, no lograría estar tranquilo hasta que supiera que Jimin estaba bien.

Seguí la camilla hasta donde me lo permitieron cerrando tras ella la puerta cuando entraron a un pasillo largo, Nam me agarraba de un brazo, pero en un instante mis piernas perdieron fuerza y no pude permanecer de pie y caí de rodillas en el piso, Nam me decia algo, pero yo no podía pensar, mis pensamientos estaban con Jimin, todo mi ser estaba a su lado.

En que momento había todo terminado así, me lo preguntaba mientras esperaba que alguien saliera a darnos informes, ya no estabamos sólo Nam y yo en la sala, la madre de Jimin había llegado poco después al hospital.

Por lo que escuche decirle a Nam y por las llamadas que entraron a su celular, los organizadores suspendieron el evento, anunciando que en proximos días dirían si se realizaría o les devolverían el costo de sus entradas.
La verdad esto no me preocupaba, si tenía que pagar una penalización, estaba dispuesto a hacerlo, no importa que me fuera a la quiebra, Jimin era mi prioridad.

No fui capaz de dirigirle la palabra a la señora Park, me sentía responsable por lo que paso en el teatro, quisiera pensar que no fue así, pero yo fui el culpable, si no hubiera regresado, el siguiera bien, tranquilo, feliz...
Además de que tampoco podía decirle a su madre que me perdonara por abandonarlo cuando me había necesitado, estaba avergonzado y me sentía indigno para estar ahí. Aunque ambos fuimos victimas sin saberlo, no era capaz de ver a los ojos a su madre.

Estaba tan arrepentido por no correr a él cuando todo termino con Tae, pero me costó primero aceptar que yo no tenía la culpa de nada, me arrepenti y me recrimine miles de veces el no haber dudado de Tae cuando me dijo que Jimin se había ido a busan, por qué no confie en él, en nuestro amor, por qué deje que nos separaran...cuando planie regresar fue cuando me avisaron estaban listas las fechas de presentación del cisne negro y fue cuando decidi compensar a mi Jimin por todo el tiempo separados. Hable con los empresarios coreanos y les pedi buscaran a mi ex alumno por todos lados, informandome tiempo después que vivia en Busan y que tenía como instructor a uno de los mejores de Corea a un tal Kim Namjoon. Claro que conocí a Nam en algún momento coincidimos en competencias cuando eramos unos crios. Pues contacte a Nam y ahí supe todo, Jimin necesitaba un trasplante eso me destrozo y creció mi arrepentimiento, pero Nam también me dijo que Jimin a pesar de todo seguía luchando por sus sueño de ser un famoso bailarin. Y fue ahí donde se me ocurrió todo, hacer la presentación juntos, enviarle flores y en el número estelar pedirle que se casara conmigo.
Pero había echado todo a perder y adelante por mis decisiones una crisis en Jimin, y sólo pedía un milagro sabía que no era de orar ni nada de eso, pero en estos momentos era a lo que me tenía que aferrar para poder soportar esta espera...

Mis lágrimas no las podía contener, era inevitable, el amor de mi vida estaba dentro y no sabía en que condiciones...
Ya llevamos aquí más de tres horas esperando noticias, caminaba de un lado a otro en el pasillo, si seguía así se haría una zanja en el lugar, Nam se ofreció a ir por unos cafes y la mamá de Jimin, mantenía sus ojos cerrados y sus manos juntas como en oración, aunque no pude evitar ver sus lágrimas que al igual que a mí se escapaban de nuestros ojos de vez en vez.

Solo una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora