Capítulo 1: La cena de tus pesadillas

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El jet lag era la peor parte de los vuelos

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El jet lag era la peor parte de los vuelos. Hacía menos de una hora que había aterrizado en Florida, se había tomado una pastilla para el dolor de cabeza y aún así tenía ganas de dormir por dos semanas.

Pero no podía tomarse ningún descanso. Estaba ansiosa por empezar (y acabar) cuanto antes.

Génesis estaba de camino al hotel donde se hospedaría por los siguientes dos meses, y como no tenía tiempo que perder, estaba revisando las imágenes de referencia que Melissa le había enviado.

Muchas flores blancas, algunas lavanda. Luces cálidas. Telas como la seda, organza y satén. Dado que la boda sería en una playa, había pensado que el atardecer le daría un toque mágico y sería una increíble opción.

Justo cuando estaba por abrir la aplicación notas de su celular, le entró una llamada de su mejor amiga.

—¿Tina? —contestó, y al otro lado se oyó la voz de su amiga—. Sí, llegué hace una hora.

—¡¿Por qué no avisaste nada?! —le reprendió.

—Lo olvidé, créeme. La cabeza se me parte en dos —confesó, mirando a través de la ventana los imponentes edificios de Florida.

—Será de tanto pensar en Zack —comentó Tina a modo de broma, pero la realidad es que Génesis no estaba en sintonía.

—Tina, no estoy de humor. Además, ya hablamos de esto... no siento nada por Zack, lo nuestro murió hace años.

—¿Pero...?

—Pero... es cierto que me avergüenza un poco —admitió—. No lo sé, él está a punto de casarse, tiene una vida hecha. Y yo... organizaré su boda. ¿Qué haré cuando me pregunten por mi vida? ¿Mentir?

—No entiendo cuál es tu preocupación. ¿Que sepan que estás soltera?

—No. Bueno... creo que sí. Es decir, quiero evitar dar detalles de mi vida, relacionarme lo menos posible y acabar con este trabajo.

—Y eso está perfecto, Gen. Eres una profesional, vas solo por tu trabajo —dijo Tina al otro lado de la línea—. Estoy segura de que lo harás increíble.

Aunque estaban a miles de kilómetros, Génesis sintió el apoyo de su amiga, y hubiera deseado que estuviera ahí.

—Te tengo que dejar —le dijo cuando el auto se estacionó frente a su hotel.

—¡Diviértete, Gen! Luego me cuentas todo.

—Está bien —se rió y luego colgó la llamada.

Un caos acogedor || ONC 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora