Una semana después de la boda.
La última semana había demostrado que solo se necesitaba una gota para rebalsar un vaso. Algunos afirmaban que las verdades a medias eran como bombas de tiempo, pues aunque pudieran permanecer ocultas durante años, nunca se sabía cuándo saldrían a la luz.
Génesis se esforzaba por cargar su maleta en el taxi que la llevaría al aeropuerto. Había logrado despedirse de Melissa, quien aún luchaba por asimilar la cancelación de la boda. Temporalmente separada de Zack, buscaba refugio en el apoyo incondicional de su madre.
La última vez que había visto a Eric había sido cinco días atrás, cuando recibió el alta del hospital. Le dieron lugar a aquella conversación que tenían pendiente. Ambos eran adultos y comprendían que debían enfrentar las consecuencias de sus actos, sin importar cuán amargos o dulces fueran.
A medida que el taxi se alejaba, Génesis sentía su corazón pedirle a gritos que diera una oportunidad a aquel lugar que la había hecho sentir viva en tanto tiempo. Estaba agotada de evadir sus emociones, aunque tenía más dudas que certezas, albergaba una chispa de esperanza. Sabía que, con el tiempo, las heridas sanarían y podría comenzar de nuevo.
Aún así, aquel rincón de Florida la lastimaba, la hacía sentir vulnerable, le recordaba la manera en la que había entregado su corazón y desconocía a aquella versión de sí misma que por un momento creyó amar.
Génesis había llegado a la conclusión de que abrir y cerrar heridas era parte de la vida, pretender que todo se lo lleva el viento y entender que el tiempo tal vez podría ayudarla a sanar.
Un rato más tarde se encontraba haciendo el check-in en el aeropuerto internacional de Miami, mientras chateaba con su mejor quien la esperaría para llevarla a casa.
Génesis suspiró aliviada al completar el check-in, sintiendo el peso de la maleta desvanecerse de sus hombros. Mientras esperaba en la fila de seguridad, su mente se perdía en un torbellino de pensamientos y emociones.
El sonido de su teléfono la sacó de su ensimismamiento. Era un mensaje de su padre, preguntándole si necesitaba algo antes de su llegada. Génesis le respondió con un simple "Estoy bien, nos vemos pronto", aunque en realidad su corazón estaba lleno de preguntas sin respuesta y un anhelo de paz interior.
Mientras Génesis avanzaba por el aeropuerto, sintió un aroma familiar; pimienta amaderada. Se giró y se encontró con Eric, parado frente a ella con una expresión que reflejaba una mezcla de determinación y angustia.
—Génesis, espera —dijo Eric, su voz temblorosa—. Necesito hablar contigo.
Génesis se detuvo, sorprendida por su presencia. Aunque había esperado que su conversación en el hospital fuera el cierre de un capítulo, la presencia de Eric frente a ella le demostraba que aún quedaban asuntos pendientes.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Génesis, tratando de mantener la calma a pesar del nudo en su estómago.
Eric dio un paso hacia adelante, buscando las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.
—Lo siento, Génesis. No puedo dejarte ir —dijo Eric, su voz cargada de emoción—. Créeme que lo he intentado.
Génesis lo miró, sin saber qué esperar. A pesar del dolor y la confusión que había experimentado, una parte de ella todavía albergaba sentimientos por Eric.
—No sé qué decir, Eric. Las cosas entre nosotros han sido complicadas —respondió Génesis, su voz apenas un susurro.
Eric asintió, reconociendo la verdad en sus palabras.
—Creía haber encontrado mi lugar Gen; eso creía hasta que llegaste y comprobé que mi lugar es contigo. Aquí en Florida o en cualquier otra parte del mundo, pero contigo—declaró Eric, su mirada buscando la de ella con desesperación—. Por favor, quédate.
Génesis sintió cómo las lágrimas amenazaban con escaparse de sus ojos. A pesar del dolor que Eric le había causado, no podía ignorar la intensidad de los sentimientos que aún existían entre ellos.
—Puedes quedarte en mi departamento, dormiré en el sofá... o b-buscaré otro si quieres estar sola. Pero no me dejes... —dijo Eric con la voz baja y temblorosa.
Se acercó a ella, tomando suavemente su mano entre las suyas.
Génesis miró a Eric, viendo la sinceridad en sus ojos. Sabía que tomar una decisión no sería fácil, pero también sabia que un corazón herido no es capaz de amar, o por lo menos, no sin hacer más daño.
—Necesito tiempo para procesar todo esto —respondió Génesis, secándose las lagrimas que le brotaban de los ojos con la maga de su sweter.
Eric negaba con la cabeza, sus ojos le brillaban por las lágrimas mientras se pasaba una mano por el pelo tratando de pensar con rapidez .
—¿No hay nada que pueda hacer?
Génesis le dedicó una triste sonrisa mientras negaba con su cabeza. Porque estaba decidida a volver a casa, por lo menos hasta que su corazón sanara y tenia la esperanza de que el destino o la vida los volvería a reunir.
—No me olvides —le susurró antes de fundirse en un abrazo de despedida.
—Vuelve Gen... algún día cuando estés lista, vuelve.
Génesis se separó suavemente de Eric y continuó su camino hacia la puerta de embarque, sintiendo el peso de la decisión en cada paso. Sabía que dejar atrás a Eric era doloroso, pero también sabía que necesitaba tiempo y espacio para sanar.
Mientras abordaba el avión, su mente se llenaba de recuerdos que se clavaban en su corazón.
A medida que el avión despegaba y se alejaba de Florida, Génesis se permitió un momento para llorar y expresar lo que su corazón gritaba desde dentro... y fue liberador, hasta que llegó la calma.
Con un suspiro, cerró los ojos y se permitió soñar con un futuro donde el dolor del pasado se desvaneciera y el amor encontrara una manera de renacer una vez más. Después de todo, hay gente que se queda en nuestros corazones pero no en nuestras vidas.
ESTÁS LEYENDO
Un caos acogedor || ONC 2024
RomanceGénesis está en pleno auge de su carrera como organizadora de eventos. De hecho, ha recibido una excelente propuesta laboral; deberá organizar nada más y nada menos que la gran boda de su exnovio. Pero ese será el menor de sus problemas cuando se e...