Génesis está en pleno auge de su carrera como organizadora de eventos. De hecho, ha recibido una excelente propuesta laboral; deberá organizar nada más y nada menos que la gran boda de su exnovio.
Pero ese será el menor de sus problemas cuando se e...
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El día estaba teñido de un matiz ambiguo para Génesis. Mientras se paseaba entre los preparativos para la boda de su ex novio, una mezcla de nostalgia y desasosiego la envolvía.
La fecha de la boda se avecinaba con rapidez y como de costumbre, los días anteriores al evento eran cruciales y la convertían en un manojo de nervios. Organizar el enlace de quien una vez fue novio le recordaba las vueltas inesperadas que da la vida.
—¿Seguro que quieres ir, Génesis? —preguntó Tina a través del teléfono, rompiendo el silencio que envolvía la habitación de la joven.
Génesis se detuvo un momento, sopesando la pregunta con un dejo de indecisión.
—No sé si sea una buena idea. No creo que encaje en ese ambiente —respondió, su voz reflejando la incertidumbre que la embargaba.
Tina suspiró al otro lado de la línea.
—Vamos, Gen, es la despedida de Melissa. Ella te invitó personalmente. Además, sería bueno que te distrajeras un poco de toda esta situación.
La persuasión de su amiga hizo mella en Génesis, quien finalmente asintió, aunque aún con reservas.
—Está bien, iré.
Decidida a enfrentar la noche que se avecinaba, Génesis se preparó con meticulosidad. Se deslizó en un vestido de satén negro que realzaba su figura, mientras su cabello castaño caía en suaves ondas sobre sus hombros. Un toque de labial rojo completó su apariencia, aportando un aire de confianza que ella misma anhelaba sentir.
Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, se llevaría a cabo la propia celebración de despedida de soltero de Zack. Así que Eric también estaba preparándose para asistir.
Habían hablado después de su espontánea cita nocturna, aunque Eric estaba lo suficientemente ocupado para verse, lo cual a Génesis le resultaba un tanto raro ya que Melissa había solicitado que todos se tomaran vacaciones durante las últimas dos semanas antes de su boda.
Mientras Génesis se encaminaba hacia el lugar donde se celebraría la despedida de Melissa, un torbellino de pensamientos revoloteaba en su mente. A pesar de la aparente confianza que mostraba, la inquietud persistía, como una sombra acechante que amenazaba con oscurecer su ánimo.
Al llegar al lugar, el bullicio y la algarabía de la fiesta la recibieron con una mezcla de familiaridad y extrañeza. Melissa la recibió con efusividad, abrazándola con entusiasmo y agradeciéndole por estar presente en ese momento tan especial. Sin embargo, Génesis no pudo evitar sentirse fuera de lugar, como si fuera una intrusa en su propia historia.
—¿Estás bien? —preguntó Alice, la amiga de Melissa que también estaba presente y llevaba puesto un mini vestido rojo.
Génesis forzó una sonrisa, tratando de disimular sus pensamientos.