Génesis está en pleno auge de su carrera como organizadora de eventos. De hecho, ha recibido una excelente propuesta laboral; deberá organizar nada más y nada menos que la gran boda de su exnovio.
Pero ese será el menor de sus problemas cuando se e...
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—Le pediré que me envíe los datos del evento, por favor: nombre de los novios, fecha, lugar y algunas referencias en imágenes —Génesis sostenía el teléfono mientras revisaba su agenda—. Perfecto. Hasta luego.
Una joven había llamado casi suplicando por sus servicios. Estaba tan angustiada que incluso se había desahogado con la pobre Génesis, quien ansiaba terminar su día de trabajo; sin embargo, aún así, siguió escuchándola. La joven explicó que su novio le había propuesto matrimonio la semana anterior y que tenían prisa por casarse antes de mudarse a la otra punta del país por el trabajo de su prometido.
Inicialmente, Génesis había rechazado la oferta debido al desafío que significaba planear tal evento en tan poco tiempo; sin embargo, la desesperación de la joven la convenció al ofrecerle el doble del dinero.
Génesis no había tenido una oportunidad como esa desde el cumpleaños de la directora de Prada. Aunque serían dos pesados meses de arduo trabajo, la paga era tentadora y podría utilizar el dinero para trasladar su oficina a un recinto más grande.
Un correo electrónico llegó a su bandeja de entrada con la información que había solicitado a la mujer:
De: Melissa Kennedy Para: Génesis Wayne Asunto: Boda. Diciembre 29. Muchísimas gracias por aceptar; no sabe el alivio que significa para mí. Le comparto la información de la boda: Lugar: Bonita Beach, Florida. Fecha: Diciembre 29. Novios: Melissa Kennedy & Zack Ashton. Será la boda del año!
En cuanto Génesis leyó aquel nombre, su sistema dejó de funcionar. El problema del poco tiempo que tendría para organizar el evento pasó inmediatamente a un segundo plano.
Zack Ashton.
Su pareja del último año escolar, del que recordaba poco más que era el más popular, que tenía un hermano hippie y que le había roto el corazón. Hacía años que no sabía nada de la vida de su exnovio.
¿Cómo podía ser posible que estuviera a punto de casarse?
Con veinticuatro años, la vida recién comienza. Se supone que trabajas hasta comprar una casa, te das el gusto de viajar por el mundo y luego consigues una pareja con quien asentarte y vivir felices para siempre. O más bien, eso es lo que siempre le habían dicho a Génesis, quien ahora se sentía bastante fracasada por estar a punto de organizar la boda de su exnovio.
Se replanteó durante algunos minutos la situación.
Podría rechazar la oferta y esperar algún otro evento más sencillo; tal vez la inauguración de un negocio, el estreno de algún producto de marca. Pero una boda... no eran eventos que surgieran todos los días, y la paga era buenísima.
Después de pasar casi una hora evaluando todas las posibles situaciones, abriendo y cerrando su buzón de correos, revisando cada cinco minutos su agenda y el portal de aerolíneas, tomó una decisión.
Organizaría la boda.
Así que, un poco temerosa pero con un arranque de valentía, compró un boleto para el próximo vuelo hacia Florida.
El vuelo salía en menos de diez horas; en consecuencia, corrió a hacer su maleta.
La decisión estaba tomada; solo esperaba no haberse equivocado.
