Capítulo 23

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En el mundo creamos un sistema, el cual consiste en cazar o ser cazado por otros. Funciona de manera distinta para cada uno de nosotros, puesto que muchas veces somos verdugos de otros, mientras los pisoteamos y hacemos de su vida una miseria.

Yo, soy el claro ejemplo de lo primero. Prefiero exponer el pellejo de otros antes que el mío. Crecí con la idea de que nunca nadie me salvaría, y que tampoco nadie merecía que sacrificara algo de mi vida por la suya, y hasta ahora eso no ha cambiado. Fue algo que aprendí al tener mi vida en constante peligro.

El vivir siempre alerta me enseño que no debo confiar en nadie, ni siquiera en mi misma.

Reviso mi celular comprobando algunos mensajes, lo uso solo en momentos específicos y por motivos de trabajo, ya que siento que no me aporta nada bueno, simplemente me facilita la comunicación. Siempre he considerado que la tecnología afecta de mala manera a la sociedad, y más cuando no le dan un buen uso.

Una nueva notificación llega y leo, rodando los ojos por la tontería.

Número desconocido:

"Me debes un favor muñeca"

Solo alguien se atrevería a ponerme ese apelativo. Fastidiada bloqueo el móvil y me concentro en mí.

Peino las hebras de mi cabello con cuidado y al finalizar lo trenzo. Enciendo la pantalla que está en mi habitación y opto por ver un documental ya que no tengo nada más interesante que hacer. Mis pedidos están en orden. Draco se une a mi lado y me reconforto con su presencia, mientras disfruto de este pequeño momento, junto al ser que amo por encima de todo.

La noche llega y salgo a la terraza dispuesta a tomar un poco de aire. Londres es una ciudad imponente, hermosa y elegante. Antes de trasladarme aquí, vivía en Estados Unidos. Cuando acepte entrar a la organización me asignaron la central que se encontraba aquí. Mis primeros días no fueron fáciles, me costó un poco adaptarme a todo en general, pero poco a poco fui conociendo personas y mi estancia se hizo más llevadera.

El timbre suena, sacándome de mis cavilaciones y camino hacia la puerta, abriéndola sin comprobar quien está detrás.

Me arrepiento al instante.

Un imponente hombre se cierne sobre mí, mientras me observa con sus profundos irises verdes. La boca se me seca al tenerlo tan cerca y luciendo enfadado delante de mí. Me aclaro la garganta y hablo.

-¿Qué haces aquí? – no titubeo

-Te envié mensajes y no respondiste – espeta pasando a mi casa sin ser invitado

-Nunca te dije que pasaras – espeto –, y volviendo al tema del mensaje, no respondí porque no tiene importancia.

-Prometiste algo, ¿lo recuerdas? – cuestiona

-Sí, pero no pienso hacer ninguna estupidez – me cruzo de brazos por el frio que hace y que mi camisa de tirantes no alcanza a cubrir –, así que piensa bien.

-Tranquila fierecita – habla acercándose más –, ya decidí cual será tu pago.

-Habla

-Iras conmigo a una fiesta de gala

-¿Es enserio? – rio sin poder creérmelo

-¿Me ves cara de estar jugando? – espeta evidentemente molesto

-¿Tú crees que no tengo cosas más importantes que hacer, que ir a una fiesta de trajes? – me molesto

-¿Vamos a seguir contestado preguntas con preguntas? – me mira fastidiado – accede porque lo prometiste

Deseo irresistibleWhere stories live. Discover now