Capítulo 14

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Mis nervios crecen al contemplarlo aquí, es obvio que saben quién soy. No es como si el líder la mafia japonesa fuera a secuestrar a una simple bailarina de Striptease.

— ¿Qué pasa Maia? ¿Por qué tan nerviosa? – pregunta con burla

— No tengo nada – respondo fría

— Si claro – espeta observándome con determinación.

Pasos se escuchan cerca, volteo queriendo saber quiénes son y mi pulso se acelera.

Alexei viene junto con su hijo y el hombre al que le baile en el club. Todos me observan con fijeza y sé que es mi fin. Mi uniforme tiene la insignia de la organización, no es como si pudiera negar lo inevitable.

— Vienes con nosotros – espeta Dominic

— ¿Por qué? No he hecho nada – me hago la loca

— Tu sabes que si – espeta Alexei

— Usted me prometió que no me iban a buscar mientras no hablara – me cruzo de brazos a la defensiva – de mi boca no ha salido ni un solo nombre

— Pero, ibas a hablar ¿No es así? – me analiza

— No – miento

Alexei se pone a mi lado y me toma con suavidad del brazo mientras me hacen caminar. Observo a Thompson en el piso, por un momento se me había olvidado su presencia. Corro hacia el para tratar de ayudarlo.

— ¿Quién es él? – espeta Alexei mirándolo con rareza

— Es un tipejo que tenían secuestrado conmigo – hablo segura – me comento que llevaba días siendo torturado y escapamos juntos

— Tú para todo tienes una historia ¿No? – se ríe Dominic y el ojos verdes me observa con fijeza

Sí, yo tampoco olvido esa noche.

— ¿Estas insinuando que estoy mintiendo? – lo observo con recelo

— No lo dije yo – se burla

— Vamos Maia – espeta Alexei haciendo ahínco en el nombre – mis hombres lo recogerán

— Bien – camino rápido, queriendo encontrar un camino para salir del mierdero en el que me acabo de meter.

Llegamos a una camioneta y me suben a la fuerza, Alexei se sienta conmigo y me ofrecen una botella de agua, mientras.

— Bébela – dice con su imponente voz – debes estar sedienta

La bebo y me refresca hasta el alma, luego de unos segundos, me siento tonta, visualizo la botella de agua, pero esta, se encuentra vacía y no tiene nada extraño

— ¿Q... qué me diste? – arrastro la lengua viéndolos distorsionados

— Es hora de dormir – susurra Alexei

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Alexei

Su cuerpo cae encima de mi pecho y reviso su pulso, cuidando que todo vaya bien.

Tiene heridas mal curadas en el cuerpo y golpes en su cara. El agua que le dimos la ayudara a que sus heridas sanen correctamente.

Mis hijos arrancan y la camioneta de Alex hace lo mismo.

Deseo irresistibleWhere stories live. Discover now