-¿Porque estoy aquí?-
-JA! Nisiquiera necesito una razón, simplemente me encanta ver la desesperación de esta patética gente ¡es deliciosa!... Además, no me vendría mal una licencia que me facilite matar-
La de cabellos crema parecía no estar agotad...
El sol iluminó todas las habitaciones de los jóvenes estudiantes, algunos despertaron con una sonrisa, otros con cara de querer morir ahí mismo.
Más nuestra bella protagonista despertó con un gran ánimo, los ojos azules de Mich tenían un brillo especial el día de hoy.
¿Qué si le gustaba San Valentín? ¡Pará nada!
Mich solo amaba dar regalos a quienes quería, no era una persona que expresará mucho su amor y el día de hoy era la excusa perfecta para hacerlo.
Mich había pasado la noche anterior preparando chocolates para quienes amaba, cada uno tan especial como la persona a la que estaba destinado.
Sus piernas se movieron con agilidad, bajando hasta la primera planta de su casa para poder guardar todos los chocolates, una vez hecha esta tarea pudo arreglarse con comodidad.
-¿como debería peinarme hoy? - su rostro mostraba duda, decidió dejar eso para el final, no podía perder tiempo pensando en eso ahora.
Su uniforme bien planchado, aunque algo ajustado, cosa que no le agradaba mucho pues captaba bastante la atención, decidió cubrirlo con un chaquetin de su colegio.
Los minutos pasaron mientras ella se arreglaba ¡oh vaya! Nisiquiera se había peinado antes de que diera la hora que ella esperaba, decidió dejar su cabello suelto para más facilidad y solo poner un broche de oso polar en su sedoso cabello crema. ° ° ° ° ° ° Sus pasos llegaron hasta los de el joven más alto del lugar, uno de lentes y cabellos negros, Mich detuvo su andar unos pasos antes de llegar a el, muchos la veían correr, unos esperando el momento indicado para darle chocolates, otros solo la miraba esperando que la rechazarán (o no) solo querían algo de drama.
-Leorio! - grito la de ojos azules para luego tocar su hombro, sobre saltando al más alto.
-te escuche hace rato! No había necesidad de gritarme! - reprochó el masculino.
-Leorio - llamo la mujer con seriedad, causando que el masculino se tenzara ante su repentino cambio.
-¿si? - vio como la mujer metía su mano en la muchila qué llevaba colgando de su hombro ¿sacaría algo para asesinarlo ahí mismo? ¡No podía morir ahora! ¡Aun no recibía chocolates de ninguna chica linda! ¿Debería empezar a correr?
-son para ti, viejo - en su mano extendió una caja de chocolates hechos a mano en una caja de color azul marino con un listón perfectamente acomodado de color negro.
-y-yo - salían a medias sus palabras, había quedado boquiabierto ¿le había regalado chocolates? ¿Ella? ¿Que clase de broma era esa?
-Tomalos! Adelante! No están envenenados ni nada por el estilo - dijo Mich divertida, la cara de Leorio era todo un poema a su parecer.
-¿que clase de broma es esta? - pregunto Leorio hacia la chica de cabellos crema.
-ninguna viejo, es solo porque... Porque... - las palabras no salían de su boca, muy internamente le daba vergüenza admitir que lo quería - yo te quiero - dijo en un susurro casi inaudible, que para su mala suerte, Leorio logró escuchar.
Las mejillas de Leorio tomaron un pequeño tono carmesí, el jamás le pensaría qué recibiría chocolates ese día, y menos de Mich, ese momento era observado con curiosidad por todos los presentes.
-gracias Michi... Yo también te quiero - dijo igual de apendo Leorio, pozando una de sus manos sobre los cabellos de Mich para alborotarlos como muestra de cariño.
Vaya que esos dos se querían aunque no les guste admitirlo.
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