-¿Porque estoy aquí?-
-JA! Nisiquiera necesito una razón, simplemente me encanta ver la desesperación de esta patética gente ¡es deliciosa!... Además, no me vendría mal una licencia que me facilite matar-
La de cabellos crema parecía no estar agotad...
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"El mundo no te enseña a ser fuerte, te obliga a serlo" ° ° ° ° ° °
¿UNA NUEVA RUTINA? Si, quizás eso era.
Si bien Claude aún no se acostumbraba a aquella nueva inquilina en su vida, podría decirse que disfrutaba tener compañía, la energía de la niña rubia, aunque su actitud ruda por su pasado era notable, el sabia que muy dentro de ella aun se mantenía aquella curiosidad de una niña de su edad.
Ella seguía siendo tan solo una niña, y el cuidaría de esa hermosa chispa de alegría.
Pronto, la niña se adueñó de una habitación de el edificio tradicional sin siquiera ser conciente de eso, era un lugar solitario antes de su llegada, demasiado grande para una sola persona, pero ahora que el tenía quien lo acompalara .
Ninguno se acostumbraba aun a la presencia del otro, aun les faltaba uno de los mayores retos, la primera noche.
Esa noche definiría mucho para ambos, para la niña seria la noche que definiría si podía confiar en el hombre de ojos color oro, para Claude, esa noche definiría si era capaz de quedarse con la niña o si tendría que manter distancia y ayudarla de lejos.
Llegando a aquel edificio tan tradicional de los japoneses, un lindo jardín les dio la bienvenida, la niña se encontraba en brazos de claude, pues esta era cubierta por la chaqueta de el mayor por las bajas temperaturas que traía el otoño.
La puerta fue abierta por el más grande, sus pasos resonaban en el vacío interior de él "templo" dejando ver las paredes en tonos grices y un helado ambiente, después de una pequeña caminata llegaron a una puerta la cual se encontraba abierta, entraron a aquella habitación la cual era notablemente grande, la de ojos azules fue depositada con suavidad sobre uno de los muebles, este era un sofá de gran tamaño, suave y cómodo,el hombre se alejo y con su voz más amable le dijo.
- ¿tienes frío cierto? - como respuesta solo recibió un asentimiento - Te traeré algo, ya vuelvo-
Y así el hombre salió en dirección desconocida para la pequeña, los ojos azules de la menor recorrieron con atención aquella sala, estaba muy bien decorada a comparación de su antigua habitación, los pasos del hombre se volvieron a escuchar y se vio llegar con ropa en sus manos.
- ¿me permites? -
Ella sabía a lo que se refería, con desconfianza y nerviosismo movió su mirada, prefería mantenerse con esas horrendas ropas a que alguien la volviera a tocar, no lo iba a permitir, no otra vez.
