Un club de caballeros

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Tyler Galpin era nuevo en la ciudad. Había llegado en un finísimo carruaje de madera negra, tirado por cuatro veloces caballos, con las cortinas corridas y sin parar en ningún lugar hasta llegar a las puertas de la casa de sus padres en Londres.

La ciudad entera hablaba de él y nadie había conseguido verlo aun.

Durante su infancia, Tyler Galpin había pasado la mayor parte de su tiempo educándose en Francia, con su familia materna: Los Sylvanne. Una vieja y noble familia, que eran una completa incógnita aun para la sociedad francesa, pero que tenían un lugar de honor en la corte. Durante las vacaciones regresaba a la campiña inglesa y rara vez los Galpin recibían visitas, a pesar de que Lady Galpin mantenía una agenda llena en sus visitas a la ciudad.

Entró a la universidad de Oxford, donde conoció al grupo de londinenses que aquella noche lo habían arrastrado hasta el prestigioso y muy secretísimo club de caballeros "Lady Marmalade" para celebrar su llegada y su tardía pero finalmente, introducción a la sociedad inglesa.

Detrás del grueso telón oscuro, los ojos oscuros de Pokeweed seguían cada detalle del enigmático hijo del Márquez sin entender porque sus padres lo habían mantenido aislado de las familias influyentes en la sociedad. El chico o mejor dicho, hombre, parecía completamente normal. Ninguna anomalía embarazosa o intelecto inferior que sus padres desearan ocultar. Incluso era atractivo y parecía muy afable. Demasiado, en su opinión. Pokeweed tomó nota de la forma en la que sus amigos lo rodeaban y bromeaban con él, de su sonrisa casi tímida y el vaso de whisky escoses sin tocar en su mano derecha.

-Pokeweed, a tu lugar.

Lady Muérdago la apuró colocándose ella misma en el centro del escenario, en sus labios carnosos una sonrisa juguetona y sus ojos de un azul casi irreal resaltaban aun más con su antifaz blanco escarchado que cubría la mitad de su rostro.

Pokeweed se colocó en posición rodeada de seis chicas. Todas con corsés negros y rojo borgoña en el centro, con faldas ligeras y semitransparentes, más cortas del frente para mostrar la piel de sus piernas y sus largas botas oscuras. Solo sus máscaras diferenciaban cada uno de sus trajes, la de Pokeweed era de un morado tan oscuro que parecía negro a primera vista y contrastaba con la pálida piel de sus pómulos.

Aquella era la parte que menos le gustaba de su trabajo.

Escuchó como el ruido cesaba y supo que las luces al otro lado del telón se habían apagado. La verdadera diversión empezaba ahora y Lady Marmalade nunca decepcionaba a los respetables caballeros.

El telón se abrió con un ligero temblor, la música comenzó y las luces fueron presentándolas una por una. Las hermosas bayas de Lady Marmalade, bailando y cautivando con sus variados sabores.

Pokeweed apenas podía ver al publicó. Desde donde estaba las luces la cegaban y talvez era lo mejor, hacia su trabajo más fácil. Era casi como un sencillo ensayo con las chicas.

Odiaba esa parte del trabajo; pero amaba la libertad, el secretismo y la posible humillación familiar que significaría ser descubierta. Sin duda alguna quedaría arruinada y sin la posibilidad de un matrimonio.

Escuchó algunos vítores, algunos gritaban sus nombres tratando de llamar la atención de las siete chicas, los aplausos estallaron y luego comenzaron los siguientes números. Lady Cereza con las acrobacias, lady Fresa con las contorciones. Pokeweed tenia otros talentos cautivadores: una lengua venenosa y un ingenio puntiagudo que entretenía a aquellos hombres que buscaban más que solo las ventajas físicas.

Al final de su numero, se contorneo entre las mesas. Escuchó los halagos, respondió algunos e ignoro otros. Tomó una botella y una copa de un mesero y sus ojos oscuros se fijaron en Lord Tyler Galpin. Él la miró acercarse, su sonrisa se desvaneció y aquellos ojos verdes la recorrieron por completo. Para Pokeweed, lucía como un cervatillo asustado mirando a su depredador acercarse y sin poder hacer nada para su inevitable final.

Porque eso era justamente lo que pasaría.

Tyler Galpin había sellado su final aquella noche al aceptar ir al club. Su destino, el de su familia y el futuro de la cámara de los Lores comenzaba a jugarse aquella noche cuando Pokeweed le quitó el vaso de escoses, frente a la mirada estupefacta de sus amigos y le ofrecía la copa de vino.

-¿Château?

.

.

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Si esto llega a parecer una extraña combinación entre Enola Holmes, Los Bridgerton y Lady Marmalade (canción); es precisamente la intención. 

Supongo que en esta historia compensare un poco el poco weyler que tienen otras. 

Espero que les guste. 

Lady Marmalade #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora