Una dama poco convencional

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Tyler había pasado la mayor parte de aquella mañana en su despacho. La tinta de su pluma se había secado y la página frente a él seguía en blanco.

Acaso, ¿sería posible? Se preguntaba una y otra vez.

No podía dejar de pensar en la mano magullada de Lady Merlina Addams, ni en la ligera herida en su labio que por experiencia sabía que solo podía ser causado de una manera.

Pero, no era posible.

Un casto beso podía arruinar por completo a una dama como ella. Uno tan apasionado como para causar una mordida, sería su condena...

Y la del caballero que lo ocasionó.

Dejó caer la pluma y llevó las manos a su rostro con desesperación.

Pero, ¿él podría decir que había sido engañado? ¿Como podria saber que la bailarina era una dama? Y más importante ¿Por que una dama respetable haría tal cosa?

No. Era impensable.

Ella no podía ser Pokeweed. Seguramente era todo una coincidencia.

La hija de un conde jamas entraria a un sitio como Lady Marmelade.

Por otro lado, las similitudes físicas eran evidentes. La forma de sus labios, sus ojos castaños penetrantes, su cabello azabache...

¿Cuantas jóvenes londinenses podían tener esas caracteristicas?

Muchas, sin duda.

Merlina Addams no podía ser Pokeweed.

Tyler no quería empezar a imaginar las repercusiones de tener la razón.

¡Dios! Su padre lo mataría.

Un suave golpe en la puerta lo sacó de sus cavilaciones. Corrigió su postura en la silla antes de que su madre entrar al despacho.

— ¿Te encuentras bien?

— Por supuesto.

— Actúas extraño — dijo mirando las hojas en blanco frente a él.

— No es nada.

— Tyler, puedes confiar en mi.

Soltó un largo suspiro y se inclinó hacia el frente.

— ¿Qué sabes de Lady Merlina Addams?

Su madre abrió sus ojos de par en par y se removió incómoda en su silla.

— Se que a tu padre no le gustaría la idea. Creí que no estabas interesado...

— No lo estoy — declaró con fervor — Solo... tengo curiosidad.

Françoise le lanzó una mirada analita, sin parecer miy convencida.

— Tienes que saber que su familia esta rodeada de escándalos. Su madre y yo fuimos amigas en la infancia, hasta que ella se fugó con su esposo. No tuve más remedio que alejarme.

— Tengo entendido que son cercanos a la familia real.

— Lo son. La aprobación se la reina Larissa los salvó del ostracismo.

— pero eso fue hace muchos años.

— La sociedad no olvida rápido, menos los Gates. Además, Merlina tiene su propia lista de calumnias a pesar de su corta edad.

Tyler sintió cómo su estómago caía al suelo.

— La temporada pasada tuvo muchos pretendientes, cada uno de ellos salió espantado. Decían que la encontraron vistiendo ropa de hombres o que bebía sangre. Los pocos que ignoraron sus extravagancias fueron cruelmente rechazados, incluso el hijo del Duque Thorpe.

— Tal ves, solo no desea casarse — dijo Tyler encogiéndose de hombros.

— Sus esfuerzos casi la llevan a la horca y su único comentario al respecto fue que preferiría la decapitación como su antepasado, la reina Ana.

Tyler no pudo disimular su asombro. Tal vez, fingir ser prostituta no era una idea tan descabellada para alguien como ella.

— Merlina es una joven hermosa, Tyler, pero no es una buena opción — declaró su madre al ponerse en pie. 

* * *

Aquel sábado, Tyler entró al bar en St. James al que solían ir sus amigos.

El salon tenia abundante luz y los rostros de los caballeros se podían distinguir con facilidad. Los meseros se movían con maestría y las conversaciones apenas creaban un ligero susurro.

A diferencia de Lady Marmalade, ahí nadie buscaba ocultar su identidad, en cambio presumían con orgullo su aceptación en ese círculo.

La sonrisa burlona de Lucas lo recibo en la mesa y con un ligero movimiento saludo a Carter y Jonah.

— ¿A que se debe el placer de tenerte esta noche aquí? — preguntó Lucas.

— ¿No puedo disfrutar una noche con mis amigos?

— No cuando está abierto el otro club — dijo Carter con una sonrisa picara —. ¿O acaso ru bailarina te rechazó?

Los chicos rieron y Tyler rio con ellos, ocultando la verdad que esas palabras encerraban.

Antes de detenerse en St. James, Tyler había entrado al secretísimo club lleno de dudas sobre la identidad de Pokeweed, pero deseoso de encontrarla y descubrirla.

La chica estaba allí con su falda transparentes, sus botas altas y sus corpiños apretados. Su máscara ocultaba su rostro y su cabello oscuro caía sedosamente sobre su espalda.

Pokeweed se había detenido al verlo. Tyler le sonrío a la distancia y le ofreció el ramo de rosas que llevaba en su mano.

Ella no dijo nada, se dio la vuelta y se sentó en otra mesa cuyo caballero, Tyler lo pudo distinguir.

Aunque la ira hacía hervir su sangre, Tyler le ofreció una generosa propina al mesero para que llevara las flores hasta el camerino de la joven bailarina.

Y ahora estaba en St. James intentando olvidar el desplante entre copas, cartas y bromas de su desgracia sin poder llegar imaginarse la forma en la que Pokeweed apretó sus puños al ver las rosas. Como se sentó frente al ramo, se quito su mascara y tomó cada flor entre sus dedos, arrancó la flor y apiló los tallos espinosos, atandolos con la misma cinta oscura con la que sujeta su máscara a su rostro.

Al día siguiente, al despertarse, lo primero que Tyler miró fue el ramo de espinosos tallos colocado en la mesa junto a su cama. 

Lady Marmalade #WylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora