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NARRADOR

Maia repetía una y otra vez el videoclip de Vos desde su celular mientras que su mano libre acariciaba el cabello de Thomas, él se abrazaba al torso de la rubia con su cabeza escondida en el hueco de su cuello y a veces dejando pequeños besos en este. La habitación estaba iluminada por la pequeña lamparita de la mesilla de noche más el brillo de la pantalla del celular

—Mai—le llamó Thomas

—decime—le respondió aún embelesada por el vídeo, Thomas suspiro y le retiró el celular

—llevas al menos media hora viendo el video, para un poco y hacele caso a tu novio, loquita

Tu novio

La sonrisa que Maia tenía en su rostro se ensanchó al momento de escuchar esas palabras, miró hacia Thomas y mordió su labio al ver si puchero

—perdon Thomi, esque aún no me creo que me hayas hecho una canción

—a vos te haría toda una discografía si pudiera

Maia no disimulo su sonrisa y se estiró para besar los labios de Thomas, el morocho se apoyó en sus codos quedando a la altura del rostro de la rubia y comenzó a besar su mejilla repetidas veces

—aun no te lo dije, felicidades mi morocho lindo—le dijo frenando sus besos—bastante tarde pero bue

—no pasa nada mi amor, ahora déjame celebrar lo que queda de mi cumpleaños como quiero

Ella entendió la indirecta al momento y dejó que Thomas atrapara sus labios en un beso con necesidad, él agarró la cintura de Maia con una mano mientras que con la otra se apoyaba en el colchón, Maia agarró su rostro y entre risas los giró quedando ella sobre su regazo

Rusher agarró su cintura por debajo de su camiseta de pijama y se apoyó en el cabecero de la cama mientras sus pulgares trazaban círculos sobre la piel de Maia, causándole así varios cosquilleos a la rubia. Como cada vez que ocurría una sesión de besos entre los dos, las manos de Maia fueron descendiendo hasta apoyarse en el abdomen de Thomas, haciendo que él soltara una risa al recordar la conversación de esa misma tarde

—¿Viste como también sos una desubicada?—le sonrió Thomas mientras rozaba sus labios

—culpa tuya por estar tan partible—indicó Maia

—yo sabía que tenías un lado pajero, tenía razón—dijo mientras movía una de sus manos a la cadera de Maia

—Thomi

—decime

—cerra el orto y besame

—a sus órdenes mujer

Los dos rieron y Thomas volvió a juntar sus labios desesperadamente, sus manos fueron por toda la cintura de la rubia dando pequeños apretones a esta. Maia se deshizo de la timidez y coló sus manos por la camiseta de Thomas, las yemas de sus dedos acariciaron el torso del morocho con vergüenza y tomó aire cuando un dedo de él rozó uno de sus pechos

—perdon Mai...—ella le interrumpió

—no pasa nada tranquilo

𝑽𝑶𝑺- 𝑹𝒖𝒔𝒉𝒆𝒓𝒌𝒊𝒏𝒈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora