25 de diciembre

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- ¡Vivi!

Ambas se fundieron en un abrazo lleno de sensaciones. El corazón de la británica se aceleró por momentos al sentir el delicado perfume de Violeta, solo Dios sabía cuánto había echado de menos ese aroma en 24 horas.

- Te he echado muchísimo de menos, mi madre está harta de escuchar tu nombre entre mi hermano y yo.

La granadina sonrió con ternura y se acercó para dejar un cálido beso en la mejilla de la morena.

- Bueno, chicas, vamos, os llevo al hotel y mañana os recogen de nuevo, ¿vale? Pero hay que hacer como que esto no ha pasado. A vistas del resto del mundo vosotras seguís con vuestras familias, al menos por ahora. Con el tema de estas fans... Pues esperemos que no corran la voz.

***

Al entrar en la habitación, la atmósfera se cargó instantáneamente de un halo eléctrico, como si el aire mismo vibrara con la intensidad del deseo contenido durante tanto tiempo. Chiara apenas pudo reaccionar antes de sentir el fuerte empujón que la dejó completamente inmóvil contra la pared, su corazón latía con fuerza en su pecho. 

- Wow, girl...

- Llevo demasiado tiempo sin besarte.- La mano de la pelirroja acarició suavemente la mandíbula de inglesa, un gesto tan tierno como provocativo. 

- Nada te lo impide...

- En realidad, sí. Demasiada ropa.

Sus labios se acercaron peligrosamente a los de la británica, y antes de que pudiera articular una palabra, se vio atrapada en un beso ardiente y apasionado que la dejó sin aliento. En pocos segundos, profundizó el beso con su lengua y jugó a matar con la de la otra hasta quedarse sin aire. Las ansias con las que la pelirroja estaba actuando volvían loca a la pequeña, que jamás había visto a su compañera tan desatada.

Nada más separarse, la granadina empujó a la inglesa a la cama y analizó con la mirada a su acompañante de arriba a abajo. 

- ¿Por qué me miras así?- cuestionó la pelinegra.

Pero antes de contestar, la motrileña se mordió el labio con un talante seductor y gateó por la cama hasta situarse a su altura aproximándose al oído de la menorquina. 

- Estaba pensando en todo lo que te voy a hacer esta noche.- susurró con suavidad mientras mordía el lóbulo de su oreja.

- Vivi... you've gone wild... (estás desatada...)

- Tengo que aprovechar que no hay cámaras.

Esta vez fue la pequeña la que se abalanzó a los labios de la pelirroja agarrando su rostro y profundizando en el beso. El roce de sus cuerpos, la presión de los labios de Violeta contra los suyos, todo parecía una danza frenética de deseo y anhelo acumulado. La intensidad del momento hizo que Chiara apenas pudiera contener un gemido cuando sintió las manos de la andaluza deslizándose bajo su ropa, explorando cada centímetro de su piel con una urgencia palpable.

Cuando se separaron, el aliento de ambas estaba agitado, sus cuerpos ansiosos por más contacto. Violeta le dedicó una mirada ardiente, sus ojos brillaban con una mezcla de lujuria y adoración mientras se inclinaba para besar su cuello con fuerza, enviando escalofríos por la columna vertebral de Chiara.

- Vio...- la británica separó levemente a su chica para mirarla a los ojos.- Aquí no hay cámaras, pero mañana vamos a volver a estar rodeadas.

- Tendrás que buscar algún cuello alto.

Aferró sus dientes de nuevo al cuello de la pelinegra haciendo que esta curvara levemente su espalda como respuesta a la carga de placer que se había liberado. Chiara jamás pensó que algo tan doloroso podía sentirse tan bien, pero de la mano de Violeta absolutamente cada pequeño roce la volvía loca.

Amarte | KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora