La llegada del circo fue un acontecimiento inesperado para los habitantes del pueblo. El alcalde, sorprendido por la noticia, no había sido consultado sobre la instalación del circo en las afueras, cerca del bosque que rodeaba el pueblo.
Esta falta de protocolo irritó a algunos lugareños, que exigieron al alcalde que expulsara al circo del pueblo. Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando el alcalde, tras ingresar a la carpa del circo durante una hora, salió con una sonrisa en el rostro y anunció que el circo se quedaría.
Con el paso de los días, el fervor inicial por expulsar al circo del pueblo se desvaneció gradualmente. Las familias con niños, especialmente, aguardaban con entusiasmo la apertura del espectáculo.
Mientras tanto, Sua ya se había marchado, dejando a Bin solo en la granja. Mientras araba la tierra y cosechaba manzanas como de costumbre, el circo apenas llamaba su atención. Lo encontraba un tanto siniestro, sobre todo considerando su repentina aparición en el pueblo.
Decidió no darle más importancia y se retiró a su casa. El calor del día lo impulsó a tomar una ducha refrescante antes de dirigirse al mercado para comprar los ingredientes con los que prepararía su almuerzo.
Después de arreglarse, salió de su casa y observó a la gente emocionada que llenaba las calles. Niños lucían sombreros extravagantes, mientras que algunos jóvenes vestían prendas inusuales. Pronto se enteró de que el circo tenía una tienda donde vendían todo tipo de vestimenta peculiar, y la novedad atraía a muchos compradores.
—Hola Binnie.
—Hola, señora Choi.
—¿Lo de siempre? —preguntó amablemente. Bin asintió.
Una semana había pasado exactamente desde que el circo llegó al pueblo. Supuestamente, hoy sería la gran inauguración por la noche. Toda la gente estaba emocionada; los niños no paraban de saltar y mencionar que querían ir una y otra vez. Los adultos apoyaban la idea. Nunca antes se había tenido un circo en el pueblo, así que era obvio que una gran multitud iba a asistir.
De todas maneras, Bin ya sabía qué esperar de la función. Probablemente verían algunos animales, acróbatas y payasos haciendo trucos de magia. Eso era lo normal, suponía. Ya había visto esas cosas varias veces en la televisión. Incluso, quizás podrían tener a alguna persona con algún tipo de deformidad genética como atracción. Seguramente a eso se referían con "fenómenos" en el folleto.
Hizo sus compras con rapidez y emprendió camino a casa.
—¡Oh! Disculpa. —habló un sujeto al chocar contra su hombro y hacerle caer la bolsa de sus ingredientes.
—Está bien, no te preocupes. —respondió Bin con una sonrisa, agachándose para recoger la bolsa—. Estas cosas pasan. No hay problema.
Al levantar la mirada, notó al hombre que había chocado con él. Era un individuo de estatura mediana, con algunos lunares dispersos por el rostro y una mandíbula marcada.
—Vale. Está bien. —el hombre vestía de forma llamativa, con una camisa blanca impecable debajo de un chaleco ajustado. Llevaba pantalones de vestir de un tono morado profundo y zapatos negros elegantes. Sobre todo eso, lucía un largo saco del mismo tono morado y un sombrero de copa que completaba su atuendo.
¿Tanto le gustaba el morado? Bin se quedó un momento inspeccionándolo.
—Disculpa, ¿nos conocemos? —preguntó de repente. De alguna manera, aquel hombre le resultaba familiar. No era alguien cercano, pero lo había visto hace poco.
—No lo creo. Este rostro no es fácil de olvidar. —sonrió de lado, mirándolo de una forma... extraña. Bin se sintió amenazado a pesar de la amabilidad en su sonrisa—. Me retiro, tengo cosas que hacer.
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Circus || Binwoo
Fanfiction"¡El circo ha llegado, pasen todos y disfruten de nuestras maravillas!". Cuando Moonbin decidió ir a aquél circo, nunca se llegó a imaginar lo que encontraría dentro. Acróbatas, payasos, leones, osos, y sobre todo... fenómenos. Gente única en su tip...