5.

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Han pasado unos cuantos días desde que Bin trajo a casa a Eunwoo. Aunque aún se mantenía reservado, poco a poco comenzaba a abrirse y a compartir ciertas cosas con él.

Cuando Eunwoo le contó su historia, el corazón de Bin se rompió en pedazos. ¿Cómo era posible que alguien como él hubiera tenido que vivir de esa manera toda su vida? Escondido, temiendo por su vida cada momento, simplemente por ser considerado un monstruo.

Aún no entendía del todo esta sensación de querer protegerlo, pero escuchar su historia solo hizo que ese sentimiento creciera aún más.

Era temprano por la mañana y Bin tenía que salir a hacer las compras para cocinar. Por ahora, no había indicios de que Jinwoo estuviera buscando a Eunwoo. Parecía como si ni siquiera le importara. Eunwoo dormía pacíficamente en su cama; Bin le había ofrecido ese lugar para que descansara mientras él se acomodaba en el sofá cama en la sala. No era la situación más cómoda, pero con la cantidad de cojines que había, se las arreglaba.

Salió de casa sin hacer mucho ruido, dirigiéndose hacia el mercado y saludando a sus vecinos como de costumbre. Debía actuar como si no estuviera escondiendo a alguien en casa; nadie debía sospechar de él. Se sentía como si estuviera dentro de una película de suspenso, y la ansiedad lo hacía sospechar de cada persona que se cruzaba en su camino.

Realizó las compras necesarias y compró algunas prendas de segunda mano para poder darle a Eunwoo algo que vestir. Aunque no tenía problema con compartir su ropa, seguramente Eunwoo se sentiría más cómodo con algo de su talla.

De repente, una silueta familiar captó su atención. Se detuvo un momento para procesar lo que veía y luego giró la cabeza para obtener una mejor vista.

MJ, el joven que había estado en el show aquella noche, estaba comprando algunas verduras mientras vestía una túnica de campesino, similar a la de Bin. ¿Acaso era del pueblo? ¿Por qué no estaba con los demás fenómenos?

—Sé que soy guapo, pero no me mires tanto tiempo que me desgasto. —bromeó MJ al notar que Bin lo observaba por un rato—. ¿Necesitas algo? —preguntó, arqueando una ceja.

—Tú eres MJ, ¿verdad? El hombre inmortal. —mencionó Bin, recibiendo una risa del contrario.

—Sí, soy ese. No pensé que sería tan popular como para que me reconocieran en la calle. —dijo MJ, visiblemente avergonzado—. Y por favor, no te creas eso de inmortal. Es solo una exageración.

—Ah, sí, por supuesto. —respondió Bin, quedándose en silencio bajo la atenta mirada de MJ.

—¿Te gustaría hablar un poco? Ven, vamos. —propuso MJ, guiando a Bin hacia un pequeño espacio público con mesas y asientos pegados al suelo, listos para ser utilizados. Las mesas tenían el diseño de un tablero de ajedrez en el centro, y Bin pudo ver a varios hombres mayores jugando alrededor.

—Me llamo Myungjun, Kim Myungjun. —se presentó MJ, sentándose frente a él y extendiéndole la mano.

—Moon Bin. —aceptó Bin el saludo, sentándose de igual manera.

—¿Y bien? ¿Qué te pareció el show? Apuesto a que te quedaste sin palabras cuando me comieron la mano. Wah, ni yo sabía que podía gritar tanto. Debería haber sido actor. —habló MJ con confianza, elogiándose a sí mismo.

—¿No eres parte del circo? Fue... impresionante, a decir verdad. Juré que estaba a punto de llamar a una ambulancia. —ambos rieron.

—No, no soy parte del circo. Solo... estaba de paso y me ofrecieron el papel esa misma mañana. —explicó.

Entonces él no conocía la situación de Eunwoo. 

—Ah, estabas de paso. No eres de por acá entonces. No te había visto antes.

Circus || BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora