Eunwoo se levantó de la cama de un salto, su cuerpo empapado en sudor, presagiando una amenaza inminente. Miró a su alrededor, y una opresiva oscuridad envolvía la habitación, teñida de tonos rojizos que parecían sangre derramada.
Bin no estaba a su lado, y la puerta estaba abierta de par en par. Miró el reloj, la medianoche había llegado. A lo lejos, los alaridos de los pueblerinos resonaban como un eco distorsionado del infierno.
A pesar del temor que lo paralizaba, se levantó de la cama y se aventuró hacia el pasillo. La luz mortecina revelaba siluetas distorsionadas, y al final del pasillo, Moonbin parecía ser la única constante en medio del caos.
Se apresuró hacia él, su corazón latía con un tambor infernal en su pecho. La atmósfera estaba cargada de una malevolencia palpable, como si el mismo aire estuviera impregnado de malicia.
—¿Qué... qué está ocurriendo, Bin? —susurró, su voz temblorosa resonando en el silencio tenso que envolvía la casa.
—¡Ahí está el demonio! —gritó una voz entre la multitud, y Eunwoo se estremeció al reconocer a la señora Choi, cuyos ojos destilaban odio y locura—. ¡Él es el causante de todas nuestras desgracias!
Los pueblerinos rugían con furia, arrojando insultos y proyectando su odio hacia Eunwoo, quien se sentía acorralado por el odio incontrolable que lo rodeaba.
—¿Bin, qué está sucediendo? —suplicó, sintiendo la paranoia apoderarse de su mente.
Instintivamente, Bin lo colocó detrás de él, protegiéndolo de la horda enloquecida que los rodeaba. Pero no fue suficiente. Pronto la gente comenzó a lanzarles comida en forma de humillación, y no solo eso, algunas piedras incluso. Algunas de estas piedras alcanzaron a golpear a Eunwoo en la cabeza, haciéndolo quejarse de dolor y comenzar a sangrar con rapidez.
—¡E-Eunwoo! ¿Estás bien? —preguntó Bin preocupado, girando para tomarlo de los hombros.
El dolor ardiente en su sien hizo que su cuerpo se pusiera en alerta de inmediato, transformándose por completo y mostrando prolongaciones afiladas. Apartó a Bin de un empujón y avanzó, mostrándose agresivo ante los pueblerinos, quienes emitieron un grito ahogado de sorpresa ante la bestia.
Eunwoo prácticamente emitió un gruñido gutural aterrador, revelando su verdadera naturaleza ante los ojos de los demás, y dio unos pasos fuera de la casa. Fue una reacción involuntaria ante el dolor; él no quería eso, pero el pánico de lo que estaba sucediendo hacía que su corazón latiera con rapidez, impidiéndole volver a su estado normal.
—El cachorro está molesto. —la voz de Jinwoo heló la sangre de Eunwoo de inmediato, y posó su vista sobre él, prácticamente frente a él. Se preguntó cómo no lo había notado antes.
Su cuerpo se paralizó, ocultando todo rastro de su transformación y retrocediendo por inercia ante el miedo.
—J-Jinwoo... —tragó saliva, su mirada llena de terror fija en el hombre frente a él—. ¿Por qué estás aquí?
—La pregunta es absurda, ¿no lo crees? Sabes muy bien por qué estoy aquí. —señaló hacia la derecha, donde en medio del pueblo se erguía una torre gigante, su silueta ominosa recortada contra el cielo oscuro y rojizo de la noche, con un reloj que marcaba impasible la medianoche—. Vine a llevarme a uno de ustedes dos.
La voz de Jinwoo resonaba fría y amenazante, envolviendo el aire con una presencia maligna que hacía que la piel de Eunwoo se erizara.
—¿Deberíamos entrar? —Jinwoo sonrió amablemente, pero su sonrisa carecía de calidez, más bien parecía una mueca maliciosa—. Hace un poco de frío aquí afuera.

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Circus || Binwoo
Fiksi Penggemar"¡El circo ha llegado, pasen todos y disfruten de nuestras maravillas!". Cuando Moonbin decidió ir a aquél circo, nunca se llegó a imaginar lo que encontraría dentro. Acróbatas, payasos, leones, osos, y sobre todo... fenómenos. Gente única en su tip...