Desde que Eunwoo llegó al hogar de Bin, se podría decir que su vida había experimentado un cambio significativo. Antes, la rutina reinaba en su día a día. Se despertaba solo en aquella casa, realizaba sus tareas domésticas, compraba comida, trabajaba, y así sucesivamente, día tras día.
Sin embargo, con la llegada de Eunwoo, todo eso cambió. Cada día se convertía en una nueva aventura para ambos. Ahora tenía a alguien en casa esperándolo.
Estar con él significaba enseñarle cosas nuevas constantemente, descubrir aspectos que desconocía, y lo que más disfrutaba era presenciar la amplia sonrisa que se dibujaba en su rostro cuando finalmente comprendía algo.
Era como enseñarle a un niño aún.
Los días pasaban fugazmente y, de repente, se cumplió un mes. Sin embargo, el circo permanecía en el pueblo, sin dar señales de buscar a Eunwoo o mostrar interés alguno en él. Para Bin, esto demostraba que nunca le habían dado la importancia que merecía.
La confianza entre ellos había crecido considerablemente, al punto de que Eunwoo había mostrado su verdadera forma en varias ocasiones. Además de su cola, cuernos y ojos, su piel había cambiado de apariencia, al igual que sus uñas, junto con las prolongaciones en su espalda.
Cada vez que Eunwoo se transformaba, Bin se maravillaba y le aplaudía.
—¿No... no te da miedo? —preguntó la primera vez que lo hizo frente a él. Estaba de cuclillas en el suelo, apoyándose también con las puntas de sus dedos.
—¿Miedo? —respondió Eunwoo incrédulo—. ¿Cómo podría darte miedo? Eres... tu forma es hermosa. —sonrió, arrodillándose frente a Eunwoo y colocando la palma de su mano derecha en la mejilla del otro sin pensarlo.
La cola de Eunwoo se movió de un lado a otro, una sonrisa adornando su rostro mientras aceptaba el tacto de Bin, acercándose a él como un gato en busca de caricias. Cuando estaba en esa forma, su comportamiento cambiaba, adoptando ligeramente rasgos de animal.
Parecía más cómodo caminar a cuatro patas, apoyándose en las puntas de sus pies y dedos. Saltaba a la mesa o al sofá con un solo movimiento, trepando sobre los muebles con una agilidad sorprendente. Realmente se asemejaba a un gato en sus movimientos. Su forma sigilosa de esconderse y el silencio con el que se movía podrían haber resultado abrumadores para algunos, pero no para Bin.
—¡Woonie, a comer! —exclamó Bin, llamando a Eunwoo a la mesa.
Oyó pasos apresurados a lo lejos y, asomándose por el pasillo, divisó la figura de Eunwoo acercándose rápidamente. Estaba vestido solo con una camiseta negra grande sin mangas suyos y unos shorts de jean, caminando descalzo por toda la casa.
—Ya te dije, forma normal para comer. —dijo Bin, mirándolo mientras estaba sentado frente a él, aún en su forma transformada.
—¡Pero...!
—Sin peros. Las cosas de tu espalda y brazo chocan con la mesa. Hice sopa, no quiero derrames como la otra vez. —regañó Bin, recordando aquella vez en que casi voltea la mesa tirando toda la comida encima de él.
Eunwoo gruñó en su dirección y frunció el ceño, pero finalmente obedeció, ocultando todos sus atributos transformados a excepción de sus dos cuernos por encima de su cabeza. Eso sería suficiente.
Comieron con felicidad y Bin se dedicó a observar a Eunwoo. Simplemente no podía apartar la vista de él. En estos días, algo dentro de él había surgido. No sabía exactamente qué era, pero le gustaba sentirse así.
Después de terminar de comer, se acostaron juntos en el sofá para ver la televisión por un rato. Un dato curioso sobre Eunwoo es que era muy cariñoso, aunque no lo pareciera. Nunca antes había experimentado esa clase de cercanía con alguien, pero desde que descubrió la comodidad en ese tipo de acciones, no las había soltado.
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Circus || Binwoo
Fanfiction"¡El circo ha llegado, pasen todos y disfruten de nuestras maravillas!". Cuando Moonbin decidió ir a aquél circo, nunca se llegó a imaginar lo que encontraría dentro. Acróbatas, payasos, leones, osos, y sobre todo... fenómenos. Gente única en su tip...