LA BESTIA / FUEGO Y ACERO

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Se la llevaron al segundo día, al caer la noche

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Se la llevaron al segundo día, al caer la noche.

Estábamos preparados. Lo estábamos, lo estábamos, lo estábamos.

Me he dicho eso una y otra vez desde ese día.

Lo estábamos.

Lo juro por Dios. Por todo lo que tengo.

Estábamos preparados.

Pero no lo suficiente. Nunca fue suficiente. Nunca sería suficiente.

Mamá dijo que necesitaba ir a la casa a recoger algo de ropa, un uniforme para trabajar al día siguiente.

—Iré contigo.

—Quédate, solo voy al final de la calle. Estás ocupada.

Y lo estaba. Entrenaba con Yunho, Yuji y los otros. Kyuhyun me miraba con atención. Sentía como que debía probarle algo, porque sabía lo que era y mi posición en la manada.

Con Yuji.

—No puedes ir sola —insistí.

—Enviaré a dos de los míos para que la acompañen —ofreció Kyuhyun.

—De acuerdo —acepté.

De acuerdo.

Dije "de acuerdo". Como si no fuera nada. Como si no fuera nada en absoluto.

Boa y Minho estaban dentro. Aeri y Yizhuo estaban arañándose y cortándose la una a la otra a mi derecha. Taemin estaba controlando las guardas en el pueblo. Kyuhyun nos observaba movernos de un lado a otro, pero sus ojos siempre se fijaban en mí. Era algo que aún no podía descifrar, estaba siendo cauteloso y mostraba curiosidad desde que el tono en mi voz hizo que sus Betas se estremecieran.

No hablamos de ello. O, al menos, no lo oí hablar al respecto.

Estaba distraída.

Dije "de acuerdo".

—¿Necesitas algo? —preguntó ella, como si no fuera nada. Como si no fuera nada.

Sacudí mi cabeza, barrí el sudor de mis cejas, me moví a la derecha cuando Yuji se acercó. Giré una vez. Choqué mi puño contra la parte trasera de su cuello. Salió despedida, temblando.

—Nop. Estoy bien —respondí, porque lo estaba. Estaba bien. Estaba bien. Lo desconocido se cernía delante de nosotros, un monstruo capaz de cosas horribles, pero estaba con mi familia. El sol brillaba sobre nosotros, había algunas nubes en el cielo y podía oír a los pájaros, los árboles y la hierba. Estaba verde. Todo estaba tan jodidamente verde que incluso los pequeños bordes violetas se veían distantes, porque éramos manada. Éramos más fuertes que cualquier cosa que pudiera venir a atacarnos, y si Shim Changmin mostraba su rostro, sería la última cosa que haría. Si Robert Lee llegaba oliendo a ozono y rayos, arrancaríamos la magia de su piel y él no sería más nada. Esa era una promesa. Por Yuji, por lo que ella era. Para su manada, para las personas como Kyuhyun. Para mí.

WOLFSONG [Adaptación WINRINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora