BESTIA

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—Hola, Min —dijo la bestia

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—Hola, Min —dijo la bestia.

Mi mano se aferró al teléfono.

Intenté mantener mi corazón en calma.

Los lobos estaban en el bosque, corriendo bajo el sol de la tarde. Habíamos tenido luna llena seis días antes y estaban trabajando con el exceso de energía que todavía corría dentro de ellos.

Los humanos estaban tendidos a mí alrededor. Taemin estaba más alejado, sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados mientras daba bocanadas profundas y lentas, sus dedos se curvaban entre la hierba.

Era un día tranquilo. Iríamos a casa pronto para comenzar los preparativos de la cena. Era domingo, era la tradición. Boa había encontrado una nueva receta para el pastel de carne que quería intentar. Yo haría una ensalada de pepinos.

—Hola —dije.

—Puedo oírlos —Shim Changmin se rio por lo bajo—. La forma en la que respiran a tu alrededor. Los lobos están... lejos, pero si hago un esfuerzo, si escucho con más fuerza, estoy seguro de que oigo a Aeri y Yizhuo, Minho, Boa y al nuevo. Sunghoon ¿cierto? Tu nueva perra Beta. Y Yuji, por supuesto, la hija pródiga que regresó a casa, a la tierra de su padre, la princesa en el reino del rey caído. Dime, Minjeong, ¿no quema saber que puse mis manos en ella primero? ¿No se te revuelve el estómago al saber que mis dedos recorrieron su piel antes de que tú pudieras hacerlo?

—Tal vez —respondí—, pero nunca más.

—Oh, Min. Dime que realmente no crees eso. Escucha, ¿estás escuchándome?

—Sí.

—Quiero que te alejes, ahora. Tenemos mucho de qué hablar, tú y yo.

—Min.

Levanté la cabeza con brusquedad.

Ten estaba mirándome

—¿Todo en orden? —preguntó.

—Tengo que atender esta llamada —asentí con una sonrisa apretada. Intenté que nada escapara de las ataduras. Había aprendido que los Alfas podían apagar hasta la más pesada de sus emociones así no las cargaba en sus Betas, su manada.

Pensé: "mi madre era una mujer maravillosa."

Pensé: "era grandiosa y muy amable."

Pensé: "amo a mi familia."

Pensé: "Yuji regresó a casa, está aquí y aquí se quedará."

Pensé: "no permitiré que nadie le haga daño porque es mi manada, amor, hogar."

El latido de mi corazón se tranquilizó.

La parte trasera de mi cuello estaba mojada con sudor.

Sentía la piel tensa. Pero mis latidos aún seguían bajos.

WOLFSONG [Adaptación WINRINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora