ALFA

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Nos esperaron en el claro

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Nos esperaron en el claro. Las estrellas brillaban sobre nosotros y los ojos violetas de los Omegas relucían en la oscuridad. Conté quince, todos eran lobos. No se suponía que los Omegas se reunieran en grupos como esos. Era como si fueran una manada, aunque no tenían un Alfa, aún no, por lo que no podían ser Betas. Sin embargo, y de alguna manera, parecían estar unidos.

—Yunho —dijo Changmin.

—No debiste haber venido aquí.

—Sabías que esto pasaría un día —rio y echó un vistazo en mi dirección antes de volver a Yunho—. Humanas, Yunho, ¿en serio? ¿Todavía? ¿No has aprendido nada del pasado? Deberías agradecerme por haberme encargado del problema en tu lugar.

No era una Alfa, pero capas de rojo cayeron sobre mis ojos y todo en lo que pude pensar fue muerte y asesinato y sangre.

—Ese siempre ha sido tu problema, Changmin. Subestimas el poder de aquellos que consideras inferiores a ti. Solo porque tú no puedas ver su valor no significa que no lo tengan.

—Tu idolatría era entretenida hace treinta años. Desde entonces ha perdido su significado —los ojos de Changmin centellearon.

—¿En dónde está? —preguntó Taemin en voz baja.

—¿Quién? —sonrió Changmin.

—Sabes quién.

—Ah. Solo quiero oírte decirlo.

Todo esto era un juego para él.

—Mi padre.

—Sí, él. Bueno él... tenía otros asuntos que atender. Envía sus saludos. Estoy seguro de que lo verás pronto —paseó la vista por todos nosotros hasta detenerse en Yuji—. Bien, definitivamente has crecido. Hola, Jimin. Es agradable volver a verte.

Eso era suficiente. Hasta ahí soportaría, no más. Podía hablarme como quisiera, podía decir mierda de Yunho y Taemin, porque ellos podían con ello, lo harían. Pero este hombre había asesinado a mi madre y ahora le hablaba a Yuji, y yo estaba harta.

Aparentemente Yizhuo y Aeri se sentían de la misma forma porque avanzaron rápidamente hacia adelante en cuanto gruñí, sus garras estaban extendidas y sus dientes al descubierto.

Las seguí porque eran mis hermanas.

Las seguí por mi madre.

Las seguí por Yuji.

Las ataduras estaban allí, entre todos nosotros.

Éramos manada, nos superaban en número, pero aún éramos una manada.

Levanté mi barreta y la estrellé contra un brazo con garras que buscaba golpearme. El hueso se quebró antes de que las garras llegaran a mi estómago, el Omega gritó y su piel se quemó al hacer contacto con la plata. Comenzó a cambiar a su forma de lobo, pero giré sobre mis talones, lanzándome a mitad de camino, formando un arco con mi barreta y dando un revés como si tuviera un palo de golf. El shock del impacto llevó un sacudón a través de mis manos mientras la mandíbula del Omega se quebraba. Sangre y fragmentos de dientes salieron de su boca, salpicando su cara mientras se mecía hacia atrás. La curva de la barreta se deslizó a través de la piel de su mandíbula y se enganchó en el puente de sus dientes. Sacudí mis brazos tan fuertes como pude y le arranqué del cráneo la mandíbula inferior.

WOLFSONG [Adaptación WINRINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora