WOLFSONG [Adaptación WINRINA]

ESTE CASCARÓN VACÍO / LATIDOS

Una semana después de la llamada de Kang Seulgi, me detuve y vi pasar a Boa por la cocina. Era domingo y le dije que deberíamos cenar todos juntos, como era la tradición.

Sus ojos brillaron cuando se lo dije y palmeó mi mano. Ambas ignoramos la aspereza de su voz cuando habló:

—Eso sería agradable, Min. Eso sería realmente agradable.

Los humanos en mi (nuestra nuestra nuestra) manada estaban afuera preparando la mesa. O en realidad, Soobin lo hacía, y Taeyong, Ten y Jongin bebían cerveza sentados en sillas de jardín deshilachadas que habían sacado de algún lugar. Taemin estaba con ellos, y podía verlo intentarlo. Tratando de encontrar su lugar nuevamente entre ellos. Tratando de forjar los lazos que antes estaban allí, porque, incluso si no lo sabían y aunque ninguno de ellos era un lobo, habían sido su manada por más tiempo que ningún otro. Los necesitaba, como me necesitaba a mí. Fue lento, dada la larga historia entre ellos, pero en general lo entendieron.

Aeri y Yizhuo estaban en el asador. Sunghoon intentaba no ensombrecer demasiado a Yizhuo. Luego de esa primera reunión en la que Yuji y yo les dijimos sobre combinar las manadas, Sunghoon había retrocedido. Se había suavizado ligeramente en torno a los demás, con menos resentimiento y virulencia. Ayudó que desviara un poco su atención de mí. Yuji, como la bastarda posesiva que era, estaba complacida con todo el asunto. Especialmente al ver la expresión desconcertada de Yizhuo.

Yuji andaba caminando entre los árboles en algún sitio. Una Alfa necesitaba estar en contacto con su territorio. Le dije que iría con ella, pero había negado con la cabeza.

—No hace falta, Min —dijo antes de desaparecer en el bosque.

Y quedamos solo Boa y yo. La ensalada que había mezclado estaba lista en el cuenco de plástico. No me había dado otra tarea, así que esperé. Parecía lo correcto.

Finalmente, dejó de bailar al ritmo de una canción que solo ella podía oír.

—Min —dijo.

—¿Sí?

—Es lindo, ¿verdad?

—Sí. ¿Qué cosa?

Sonrió sin prestarle atención a la ensalada de patata que estaba revolviendo.

—Esto. Nosotros. Tú y yo. Todos ellos.

Y lo era, y se lo dije.

—No me lo esperaba —suspiró.

—¿A qué?

—Que pudiéramos tener esto otra vez.

—Quería que lo tuvieras —dije—. Quería que tuvieras todo esto otra vez. Después de...

—Sé que lo hacías, pero no podías. No en ese momento.

—No lo sé —me encogí de hombros intentando verme relajada.