La amante de Reyes [Daemon & Rhaenyra Targaryen]

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Lo ocurrido en el reencuentro de aquellos hermanos criados para odiarse todavía es incierto, sin embargo, el maestre Berth dejó algunos párrafos que masómenos relataba la tensión del ambiente entre Rhaenyra y Daeron en Antigua: "Rhaenyra veía a un príncipe resignado y desterrado, y Daeron miraba una reina cruel que tenía la sombra de Maegor". Tal cual fuera el caso, ambos estaban en lo cierto. Porque Daeron no conspiró contra el reinado de su hermana porque se ha resignado y aceptado la derrota, y su majestad fue cruel y despiadada como su esposo en la Danza de Dragones. 

Pero es bien sabido que la reina pidió un último favor a su hermano esa noche, porque en el fondo ambos sabían que pertenecían a la misma casa y su sangre era la misma. 

— Dejaré que veas a tu madre y los restos de tus hermanos pueden ser traídos a Antigua donde pertenecen —ha dicho la reina.

Daeron dejó el libro que leía. 

— ¿Mi madre vive?

— Lo hace —fue su respuesta —. Pero ella está...

— ¿Qué desea, majestad? —interrumpe Daeron —. Después de culpar mi persona como traidora a la corona, no entiendo porque soy útil para usted. 

— Es sencillo —ella caminó por la ciudadela, tocando cada libro a su alcance —. Solo voy a regresar lo que tu abuelo le hizo a mi familia.

Daeron arrugó las cejas. 

— Estás a días de hacer el juramento de maestre —prosigue la reina —, pero te pido que no lo hagas y en su lugar desposes a la única sobrina viva de Otto Hightower. 

— Eso...

— Daeron —llamó la reina con los ojos fríos —. Quiero que la descendencia de quienes usurparon mi trono y trataron de extinguir mi casa ahora desaparezca. Si te casas con esa muchachita serás tu el Lord Hightower y Antigua tu sede. 

— ¿Mis hijos tendrán dragones?

— No —respondió fría la reina —. Ni tus nietos, ni tus bisniestos. Nadie. Y me encargaré de ello.

Daeron observó el piso, recordando como fue aquella batalla de dragones donde murieron sus hombres y la reina le perdonó la vida si besaba sus pies. 

— Bien. 

Así Rhaenyra doblegó a Antigua durante su reinado, con una boda entre Daeron y ------ Hightower. Asimismo, se inició una búsqueda para localizar los restos de los príncipes caídos y la reina verde fue transladada a Antigua. Durante esos días, fue que Saera logró recuperar la movilidad de su pie herido y en cuestión de días pudo caminar sin la necesidad de apoyarse de un bastón. Lo único que llegó para quedarse fueron las cicatrices que se le marcaron debido a las garras que Caníbal enterró en la carne. 

Como la reina no se encontraba en la fortaleza roja, sus damas pudieron descansar e invertir sus tiempo en otras actividades de señoritas. Algunas tejieron y bordaron, otras plantaron rosas y cuidaron de las plantas, y Saera se mantuvo cerca de Visenya como siempre. Y está vez estaba esperándola en el patio del castillo, para leerle y explicarle uno de sus libros favoritos de la princesa. El sol apuntaba a ser medio día y la princesa no llegaba. 

No tuvo la noción del tiempo porque se quedó mirando como nacían y brotaban las nuevas rosas del jardín, y fue cuando cayó en cuenta que nadie del personal seguía aquí. Se levantó de donde estaba sentada y buscó la entrada al castillo en el que no pudo ver ni a los guardias ni a los criados. Luego, el viento sopló fuerte que las banderas de la casa Targaryen se hondearon y el polvo fue levantado. 

Saera corrió al segundo patio del castillo porque sabía que sus reyes habían llegado. Fue la última en pocisionarse con las demás damas, y apresuradamente se inclinó ante Rhaenyra cuando ella descendió de Syrax. Su majestad no saludó a ninguna y fue derecho a donde sus tres hijos se encontraban, lo mismo sucedió con el consorte. Detrás de los príncipes se hallaba el consejo privado y entre los integrantes se encontraba Lady Mysaria, quien se apresuró a saludar a su reina con alegría y alivio después de estar al borde de la muerte en la toma de la capital por parte de las rebeliones de los verdes.