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Lunes 13 de Enero
11:10 pm

Estuve en serios problemas porque mi bata de laboratorio se arruinó.

Casi al límite de la hora y no lograba conseguir que alguien me preste o alquile una al menos por las tres horas que dura nuestra reunión este día.

Llegué como alma que lleva el diablo al edificio donde están los laboratorios de investigación, sentí que los pulmones se me reventarían tras subir hasta el cuarto piso corriendo para llegar a tiempo y evitar que me cancelaras la sesión. Cómo era de esperarse tú ya estabas dentro. Te vi sentada escribiendo en el pequeño cubículo que hay al fondo. Escuché tu reloj timbrar lo que hizo que cerraras tu computadora y fueras directo a mí. Me observaste de reojo y notaste al instante que algo no cuadraba en mi vestimenta.

Supongo que lo que vino a continuación no era lo que esperaba porque volviste a tu oficina y te quitaste la bata, te colocaste de vuelta el saco que generalmente usas a conjunto con tu traje formal y volviste a mi.

Mi pobre corazón no daba para más porque si de por si la carrera me dejó acelerada, tu acción la dejó a tope.

Tomé tu bata y me retiré la que traía puesta. Solo te oí decir que sería la primera y última vez en que me aceptarías con una que apenas alcanzaba a cubrir los codos. Era obvio que lo merecía pero aún así agradecí que mi bata se haya ensuciado con el colorante de la clase anterior porque pude apreciar por primera vez tu aroma distintivo en aquella prenda prestada.

¿Sería un delito decir que ese acercamiento me produjo un cosquilleo en el vientre?

📝📝📝

Diario escolar (Lésbico) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora