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Jueves 13 de marzo
11:23 pm

Hoy me tocó regaño. El doctor al que le debo rendir cuentas perdió los estribos al notar que la máquina con la que trabajamos parecía no responder después de que ingresé un par de muestras que recolecte del almacén. Estuve siempre pendiente de seguir el protocolo que se pide y no entendí qué había sucedido. Nunca nadie me había hablado como lo hizo él, ni siquiera mi propia familia, lo que me dejó al borde de las lágrimas pues si es que yo tuve la culpa no merecía que alguien me tratara como lo hizo él, mis nervios se hicieron entre ver y supongo que eso fue suficiente para pararte al frente de mi y confrontarlo.

Nunca me di cuenta en qué momento habías llegado. Tenía una hora metida en el trabajo y cuando todo se volcó mal me frustré. Llegaste de la nada, ni siquiera habías dejado tus cosas en la oficina, llegaste al instante porque quiero pensar que los gritos se escuchaban hasta afuera.

Creo que seguía en shock porque no recuerdo qué es lo que le dijiste para que se silenciara. Luego si eso no fuera poco, el embrollo se hizo más grande cuando otro doctor apareció pero al parecer él sabía lo que ocurrió. Y me sentí ofendida por el trato que recibí del que me gritó cuando fue su culpa el no indicarme a tiempo que por su descuido de no haber calibrado la máquina un día antes esto no estuviera pasando.

Cuando salí del laboratorio lo hice cabreada. Él doctor sin más se fue sin disculparse, lo que me dejó un mal sabor de boca porque solo significaba que no admitía parte de su culpa.

Me quedé sentada un buen rato en las jardineras a un costado del edificio, ya era de noche y apenas alcanzaba a ver qué sólo quedaban unos cuantos autos en el parqueadero.

Fue en ese instante que sentí la presencia de alguien más. No me importó ver de quién se trataba aunque por el perfume me hice una idea que eras tú.

Supongo que tenías curiosidad por saber cómo estaba pues el sitio en el que me fui a esconder era difícil de encontrar.

Te quedaste en silencio un par de minutos lo suficiente para calmarme y concentrar mis fuerzas en la hermosa presencia a mi costado.

Comenzaste a hablar y quedé asombrada por lo que salió de tus labios. No fue un “estas bien” o un “ya pasó”. Me empezaste a contar lo que hiciste en tus vacaciones de fin de año y lo mucho que holgazaneaste en casa. Al principio me sentí cohibida por tu repentina confesión pero luego a medida que hablabas me hizo recordar lo mucho que extrañaba hablar aunque fueran cosas de la escuela contigo. Un gracias no será suficiente a las sonrisas que me arrancaste luego de recordarme un par de veces en que mis descuidos te hicieron ponerte en alerta, nunca me reprendiste y me animaste a superar una mala experiencia.

Creo que algo bueno salió de esto ¿no es así?

Pude abrazarte al final y el deseo de seguir haciéndolo se hizo más grande aún.

Espero que no hayas escuchado a mi agitado y loco corazón.

📝📝📝

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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