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Martes 11 de Mayo
7:04 pm


Tres meses pasaron desde que te vi aquella noche. Y puedo decirte que no hubo día en que no dejé de pensar en tí trás enterarme del accidente automovilístico que sufriste dos días después.

Los rumores corrieron por toda la facultad y se confirmaron al final del mes cuando la dirección anunció tu ausencia temporal por el reposo que estabas obligada a cumplir. Aunque no supe bien que aconteció me tranquilizaba escuchar de algunos maestros de que tu recuperación iba bien. 

Creo que el punto que determinó mi siguiente movimiento fue que a pesar de tu estado te tomaste el tiempo para enviarme un correo ofreciendo disculpas por dejar a medias la investigación.

Demoré toda la noche para redactar la respuesta y tomando coraje y valor escribí lo feliz que me hacía saber que te encontrabas bien.

Te pedí que no te preocuparas pues lo que menos debías hacer era pensar en el trabajo. Ya encontraría la forma de concluir la investigación. Y antes de despedirme te hice una última petición. Con gran valor, te pregunté si podía alguna vez enviarte siquiera un mensaje para estar al pendiente de tu recuperación. La respuesta fue ligeramente inmediata y atrevida porque mi celular timbró luego de apagar la computadora. Se trataba de un mensaje al número que tenía registrado de tí tiempo atrás. Por supuesto tú nos lo diste a los tres jóvenes que pertenecían al programa de investigación.

A partir de ese día al menos una o dos veces por semana le enviaba un mensaje de buenos deseos ansiando tu pronta recuperación. Por supuesto, me llenaba de alegría lo amable que eras, no tengo algo mejor que lo describa. Aún si tratará de malinterpretar tus palabras no habría forma de que fuera en doble sentido. Eres precisa y respetuosa, algo que me pareció revelador porque en la vida diaria la imagen que mostrabas daba a entender una falta de tacto para dirigirte a los demás.

Ya ansío el día en que vuelvas a dar clases. Pero por ahora estos cortos y breves mensajes están guardados como el tesoro más grande que poseo de tí.

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Diario escolar (Lésbico) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora