Capítulo 4

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Hoseok se dijo que no le importaría absolutamente nada acerca de ese hombre, pero apenas habían pasado tres días en las que no dejo de asechar al hombre, y más en específico, no dejo de asecharlo cuando estaba con su hermano.

Hoseok quiso ser maduro y decirse así mismo que nada de eso le importaba realmente y que en realidad lo único que quería hacer era asegurarse del bienestar de su hermano menor.

Pero… era mentira.

Algo en su ser no le dejaba de rondar por la cabeza de que debía estar al tanto de lo que hacía este hombre.
ñ Algo dentro suyo le decía que no podía dejarlo en paz y que debía ser un poco obsesionado con el hombre, que no dejaba de ignorarlo en lo que queda de días.

Lo hizo sentir tan… mal, incómodo y frío. No sabía por qué Hoseok actuaba de esa manera cuando estaba de acuerdo que el hombre era un hipócrita cuando nadie lo veía y también era insolente.

Pero también estaba de acuerdo que aún con todo eso, no podía dejar de verlo y sentir que estaba bien hacerlo.

Sin contar que más de una vez lo había olido cuando había pasado delante de él para saludar.

Su olor era peculiar.

Ni tan fuerte, ni tan blando, era como el correcto entre ambos.

A Hoseok jamás le gustó sentir los olores fuertes de deseo de los alfas cada vez que hablaba con ellos, pero en Kim Taehyung se sentía… casi como una brisa fresca y soleada. Le gustaba su aroma.

Sin embargo, quería decirse que no se comparaba con otros que ya había olido (no resultó), aún cuando quería seguir oliéndolo más de cerca.

Aún cuando quería hacerlo, no podía.
El hombre no hablaba con nadie más que con su padre y su hermano, dejandolo de lado en las salidas por el campo o hasta cabalgar.

Jimin vino una tarde todo sonrojado, jadeando y muy feliz, exclamó que fue a cabalgar un caballo muy grande y blanco y Kim Taehyung le había ayudado a no caerse del banco. Fue divertido, siguió diciendo, y que Kim tenía las mejores habilidades para montar un corsel negro igual que su cabello.

Hoseok debía comprobar si era tan bueno como decía.

Pero era resentimiento porque la verdad era que Hoseok solo estaba un poco amargado de que no se le haya extendido dicha invitación, aún cuando su sueño sipre fue montar un caballo y correr por el viento como hacían algunos alfas.

Tal vez Kim se creía superior a él y Hoseok era alguien tan inferior que no merecía una mirada en los tres días que lo había visitado.

Eso le causó tanto enojo y daño a su ego, pero también intriga, que no evito formar un plan en su cabeza: tal vez debería dejar de acechar al hombre y comenzar a investigar más de cerca el por qué no le agradaba por más extraño que fuera.

Hoseok sonrió ante su plan.

No era ilegal querer saber un poco más de tu enemigo (si es que se le puede llamar así). No decían por ahí que mantén a tus enemigos cerca… bueno, él lo haría. Descubriría el porqué Kim era tan reacio a ser cercano a él y su solo era una excusa tonta o era algo serio.

Podía dejarlo pasar, al fin y al cabo, eso no dictaba nada en la vida de Hoseok; sin embargo, Hoseok no podía. Hoseok debía darle un cierre a esto y la mejor forma, para así dejar de pensar en él todo el día, era tal vez, simplemente saber la razón del porqué le caía mal. Debería sentirse tranquilo después de eso.

Se puso manos a la obra.

Sabía que el día de hoy, Kim vendría a ver algunos planos de dónde podían comenzar la construcción de las sucursales con su padre y este le iría diciendo los avances de las telas. Hoseok no se metía mucho en los negocios, pero la servidumbre hablaba y a veces eran amables en decirle hasta qué hora vendría el señor Kim.

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