Cap. 23 - Final

3.7K 414 82
                                    

 *Leer nota del final* 


Satoru Gojo no quería bajarse de su automóvil, no deseaba enfrentarse a los demonios hormonales que tenía por alumnos, estaba seguro que todos ellos se lanzaron a su yugular para conseguir respuestas.

Y no estaba con muchos ánimos de contestar ni una sola pregunta.

Dejó caer su cabeza en el volante que cubrían sus manos y suspiró, tenía que bajarse el timbre de inicio de clases estaba a nada de sonar y él no había ido aun a llevar sus cosas a su cubículo así que tendría que irse directo al salón.

No quería verlos.

Es más, él no quería ver a nadie. Utahime no se había hecho presente en ningún momento ese fin de semana, así que estaba seguro que había esperado con demasiadas ganas ese lunes para interrogar de nuevo a Satoru; la única persona que si se había hecho presente era Shoko quien había hecho una videollamada durante casi toda la noche para ponerse al tanto de todo lo que había sucedido en la vida del albino desde la última vez que estuvieron en contacto.

Esa conversación lo canso mucho mentalmente, la modelo era experta en hacer preguntas incómodas recientemente, estaba seguro que era a causa de su profesión.

Aprendía a través de la experiencia, le hacía las mismas preguntas que le hacían a ella.

Volvió a suspirar y se irguió en el asiento, tenía que ponerse en marcha, el timbre había sonado ya. Tomó su maleta de al lado junto a su celular para luego abrir la puerta del coche y salir. El estacionamiento de profesores estaba solo, todos deberían de estar dentro de la institución frente a grupo o en sus respectivos cubículos

— ¡Buenos días profesor Gojo! —dijeron todos los alumnos de vez en cuando el albino puso un pie en el aula.

Satoru se paralizó y estuvo a punto de regresar por donde vino cuando Utahime lo detuvo en su lugar.

— ¡Entra en esa aula ahora! —le señalo con el dedo.

No es que el albino no pudiera mandar a la mierda a Utahime, pero dentro de la institución escolar ella era la máxima autoridad y se vería poco profesional de su parte hacerlo con público. Tenía suficiente con que sus alumnos le tomaran fotos a escondidas y traficaran con ellas.

La cara del albino se contorsionó y el ceño de la pelinegra se frunció.

— ¿Me estás haciendo un puchero? —cuestiono con cara de disgusto.

El rostro del de ojos azules no se modificó en lo absoluto lo que provocó que la mujer le diera un escalofrío en la columna.

— ¡Deja de hacerlo, yo no soy Geto para caer en esa fea cara!

En cuento el nombre de la estrella de rock salió de sus labios de la directora de la institución todos los alumnos comenzaron a murmurar por lo bajo. Los ojos del albino miraron con reproche a Utahime.

— Dentro ahora —fue lo único que murmuró la mujer.

Con menos ganas que en un inicio el albino se adentro, mentalizarse durante toda la mañana no le había funcionado, todos los ojos del aula estaban en su persona.

— Buenos días grupo —dijo ignorando lo que acaba de suceder y el hecho de que ellos lo presenciaron— ¿Alguien hizo algo de lo que me tenga que enterar o porque está la directora en este lugar?

Utahime negó con la cabeza.

— Nadie ha hecho nada profesor, creo que es por usted en esta ocasión —murmuró Vanessa.

El esposo del profesor ¹ ↦SugusatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora