Capitulo 16.1

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Eran más 2:20 de la mañana, aun no reconocía las formas con exactitud. Pero a su lado pudo ver un reloj enorme que les hacia achinar sus ojos. Lo primero que quizo fue beber un vaso con agua, pero al moverse se sintió presa del pánico. ¿Aún estaba en la cabaña? Porque estaba amarrado ¿Max lo había vuelto a encerrar? Las lágrimas amenazaron en desbordarse, pero no era el momento.

Giro su cabeza buscando reconocer el lugar, una maquina hacia sonidos extraños ¿Un hospital? La puerta se abrió con cuidado y una figura oscura comenzó a acercarse a Edd. Presa del pánico intento moverse, pero su cuerpo dolía en cada mensaje que sus neuronas obligaban a sus músculos a movilizarse. ¡Maldición! Su cuerpo no le respondía.

La maquina comenzó a sonar enloquecida, la sombra se volvió una mujer vestida de blanco quien comenzó a gritar cosas que el no comprendía. Vio otras sombras acercarse a él, y su presa del pánico se movía con violencia.

–¡No te acerques! ¡Detente, ya no puedo más! –Volvía a estar en la cabaña. Desde el asco que sentía en cada estocada, hasta los golpes que le propinaba al negarse cooperar. Sentía las manos que le cortaban la respiración y el contacto de la saliva sobre su cuello. Se sentía asqueado.

Un hombre de ropa blanca se acercó a él, pero otra vez veía esos horribles mechones rojizos encima de él. Quería vomitar, pero sobre todo quería llorar. No quería seguir en aquella cabaña.

–¡Kevin, Kevin! ¡Kevin! –gritaba buscando auxilio. Luego sintió una punzada y luego los colores, los sonidos y las luces cesaron.

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Era una noche larga, Eddward se había despertado presa del pánico. Un ataque de pánico lo catalogaron los doctores, volvió a dormir, pero solo el sabía el sufrimiento y el calvario que había pasado en esa cabaña antes de que yo recobrara el sentido.

Estos ataques se repitieron al menos 3 veces aquella semana, Eddward despertaba en las noches presa de sus recuerdos. La vista ida y el horror en sus ojos, los doctores decidieron separarnos de cuartos debido al alto estrés que la situación también estaba causando en mi.

Yo debía mejorar, rápido. Volver a estar a su lado, aunque tuviese que dormir sentado sesenta años lo haría. Tan solo con alejar de él las pesadillas que Max nuevamente había causado en él.

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Jimmy dio un sorbo a un té que había comprado a las afueras del hospital. Sabía a rayos y la mascarilla le irritaba con locura, pero no sabía que más hacer además de buscar noticias constantes sobre la salud de su amigo.

Su horror fue enorme cuando la madre de Doble D le informó de su traslado a psiquiatría, y entre más narraba la situación, su corazón daba un vuelco. No era religioso, no tenía intenciones de orarle a algo que no creía, pero aún así se detuvo en la capilla del hospital y sentándose en las últimas sillas solo pudo dejar sus lágrimas desbordarse.

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– Ralph sabe lo mismo que tu, estimado Kevin. Ralph entiende las precauciones que pueden estar en tu corazón...

–No, no lo entiendes. No lo viste –su voz se quebro– lo destruyó. Y....yo no pude hacer nada.

–Ralph no permitirá que hables así. El chico loco les jugo sucio, Ralph no permitirá que te culpes por las situaciones que se escapan de tus manos.

No eres un héroe Dorm, eres una víctima de un loco con una camioneta y pocas tuercas en su cabeza. Esto se logra culpandote, Ralph...Ralph casi pierde un amigo.

Kevin se mordió los labios ante su impotencia y dejó que las lágrimas se hicieran paso.

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Antes que nada una disculpa, estuve leyendo el final anterior. Y lo odie JAJAJAJAJA
Voy a intentar mejorarlo; gracias por su apoyo ante este intento pendejo de escritora.

Disculpen aparecer hasta ahora, tuve que planear una boda y una mudanza. Además de mi trabajo que es absorbente, espero poder estar al nivel que se merecen contando historias.

Un abrazo, Siempre Suya,
VincaBlue

Entre libros y sabanas - KEVEDDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora