Capítulo 11

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NOTA DE AUTORA

*LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, ES UN FANFIC CON FINES RECREATIVOS. ESTE CAPITULO PUEDE CONTENER VIOLENCIA Y MANIPULACIÓN, SIN CONTAR OBSESIÓN Y UNA RELACIÓN TÓXICA* 

Abrió los ojos, aun algo mareado. Sentía el calor sofocante de la habitación. Miro a su alrededor, paredes de madera, y polvo por todos lados. En realidad no había luz, el silencio sepulcral de la habitación le hacía sentirse como en un filme de thriller, pues a pesar de nos ser partidarios de esas películas, la oscuridad le daba esa sensación de asfixia. Miro horrorizado a Kevin a los pies de lo que parecía ser algún tipo de papelería de un deposito, magulladuras en sus brazos junto con algunos arañazos, sin contar que estaba lleno de sangre y con sus labios rotos y secos. Sentía su cuerpo sedado del dolor, el igual sentía el cuerpo magullado y adolorido. Sus labios se encontraban resecos y sentía una herida fresca por dentro de la boca. Sus manos estaban raspadas y unas cuantas uñas sangraban. Aunque aun no podía acostumbrarse a esa penumbra hizo un análisis mental de los lugares donde le dolía.

Luego de recobrar a medias su consciencia, estaba el calor de otra persona a sus espaldas abrazándole. Kevin estaba en el suelo con urgencias de atención medica, mientras el estaba helado en una cama con un olor que reconocía muy bien, pero rogaba que fuese una pesadilla, solo un juego sucio de su memoria.

—¿Ya despierto Eddward? —preguntó aquella voz rasposa, a lo que el peli negro no respondió, no estaba seguro si no podía o no quería— Se cuando estas despierto, y cuando finges estar dormido bebe. Después de todo soy quien mejor te conoce por tantos años. 

El abrazo hizo un poco más de presión, Doble D no quería girar y quedar frente a esa persona. Esa persona que el no reconocía, era un extraño para él. El chico dulce y gentil, que protegía a los débiles cual superhéroe, ahora era el antagonista. Usaba la fuerza a su favor y destruía aquello que, a su parecer, no era como debía ser.

—¿Por qué sigues haciéndote el dormido? —ahora su áspera voz sonaba un poco molesta, Dios, estaba aterrado. No sabía si el escucharía sus suplicas y aunque nunca dejo de creer, no estaba seguro si lo estaría escuchando después de llevar un alma tan impura. Tal vez, era lo que se merecía por dañar a tantas personas. A sus padres, a los padres de Max, a Max mismo y a Kevin. 

No solo se encontraba muy mal, sino que todo había sido su culpa, el lo había arrastrado a esa locura que era su vida. Huir, sí. El solo sabía huir como un perro con las orejas bajas y la cola entre las patas, ese era el tipo de cobarde que era. 

—¿No quieres hablar conmigo?— silencio —No te entiendo, tu querías que estuviésemos juntos siempre. Aquí estoy para cumplir aquella promesa, y cuando vengo por ti descubro que estas con otro.—Ese imbécil, saliendo en citas contigo. Durmiendo junto a ti, es todo un acosador, como demonios dejaste que sus inmundas manos te tocaran ¡Solo es una escoria, eso es!

—¡Estas equivocado! —Chilló Eddward tratando de erguirse y siendo empujado con fuerza nuevamente contra el colchón. —P-pero que demonios...

—¿¡Negaras que estoy diciendo la verdad!? ¡Como puedes ser tan cínico luego de que te agarre en el acto!

—¡Tu y yo no somos novios Max! —entonces el ardor paso a su mejilla, le habia plantado un manotazo.

—A-ah! perdona, no quise. Es que me obligaste, como puedes decir esas cosas Marion, tu nueva indiferencia me es difícil de manejar.

Quien diría que las cosas terminarían siendo de esa forma, aquella mañana se había despertado entre los brazos de Kevin. Dormía tan plácidamente, que cuando los rayos del sol aparecieron por las pequeñas ventanas del cuarto parecía que se iluminaban aun mas su pelirrojo cabello, sus labios rojizos y sus pecas destacaban en aquella lechosa piel.

Entre libros y sabanas - KEVEDDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora