Capítulo 2: Planificando el Destino

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El avión privado aterrizó en un aeropuerto exclusivo. En la terminal, una pareja casada y sus dos hijos se encontraban listos para comenzar su nueva aventura.

"Por fin, estaba aburriéndome en el avión", se quejó Maiky, estirándose después de un largo viaje.

"No fue tan largo, ¿verdad? ¿Qué opinas, amor?", preguntó Lincoln, tocándose la barbilla mientras miraba a su esposa.

"No importa eso ahora. Lo importante es que por fin llegamos y podré ver a mis padres otra vez", dijo Maggie, con una sonrisa y la mirada perdida en el cielo.

"Entonces, veremos a los abuelos", exclamó Mio, emocionado y con una gran sonrisa, apretando sus manos de emoción.

"Sí, cariño, verás a tus abuelos maternos", respondió Lincoln, acariciando la cabeza de su hija con ternura.

"Papi, tengo dos preguntas", dijo Mio, con una expresión curiosa y levantando el dedo.

"Dime cuáles son", respondió Lincoln, sonriendo y mirando a su hija.

"Primero, ¿por qué no lo hacemos ahora? Y segundo, ¿qué significa 'maternos'?", preguntó Mio, confundido pero con confianza en su voz.

"Primero, necesitamos establecernos en un lugar temporal. Y segundo, 'maternos' significa que son mis padres, no los de tu padre", explicó Maggie, uniéndose a la conversación para responder las preguntas de su hija.

"No entendí, pero vamos a un lugar", dijo Mio, señalando hacia la nada mientras levantaba la mirada.

"Se nota que es mi hija", comentó Lincoln, orgulloso de su hija.

"Igual de tontos", susurró Maggie, avergonzada por las ocurrencias de su esposo e hija.

"Es la mejor familia que he tenido", murmuró Maiky, con una mirada suave en sus ojos.

"Ya basta de palabras, vamos a nuestra nueva casa temporal", dijo Lincoln, sonriendo mientras cargaba a su hija en brazos.

"¡Vamos!", exclamó Mio, sonriendo y señalando en la dirección que su padre apuntaba.

"No", dijo Maggie.

"Me", respondió Maiky.

"Puedo", continuó Maggie.

"Quejar", añadió Maiky.

"Son", dijo Maggie.

"Iguales", concluyó Maiky.

Madre e hijo dijeron lo mismo en perfecta sincronía, con una leve sonrisa en sus rostros. La familia de cuatro se dirigió hacia un automóvil de cuatro plazas, un vehículo que para ellos era económico, pero que para los habitantes del pueblo era considerado lujoso y exclusivo para millonarios.

"¡Aquí vamos, Royal Woods!", exclamó Lincoln, con cierta duda en su voz.

"Vamos", animó Maggie, notando la mirada de su esposo.

"Quiero ver dónde creció papá", dijo Maiky, recuperando su sonrisa.

"A conquistar el mundo", afirmó Mio, mirando seriamente hacia el cielo.

"Otra vez", se quejó Maiky, mirando enfadado a su hermana.

"Será un viaje en auto pequeño pero divertido", comentó Maggie, observando a sus hijos con alegría.

"Sí", respondió Lincoln con un simple sí, encendiendo el automóvil.

Continuará...

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