Prólogo

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Anne Holmes.

Todavía podía sentir la mirada de mis compañeros sobre mí. Mi cabeza en estos momentos estaba envuelta en un remolino de preguntas que no tenían respuesta.

La angustia y el miedo me abarcan al escuchar unos pasos cerca de mi habitación, me levanto de la cama para afrontar a lo que estuviera por venir.

Por un momento quise creer que mis padres me escucharían y me ayudarían a combatir con esto, tal vez había una posibilidad de que me creyeran.

Pero realmente no la había.

—Tú puedes, tú puedes.— Traté de alentarme antes de abrir la puerta, pero todo mi cuerpo temblaba y no dejaba que siquiera pudiera levantar mi mano.

Antes de que pudiera abrir la puerta dos tipos entraron por la misma con brusquedad, casi tirándola.

—¡Hey!— Me tomaron por los brazos y me arrastraron hasta llegar a donde mi padre.

—¡Suéltenme!, ¡quítense!

Traté de zafarme, pero todo era en vano, esos tipos no tenían pensado soltarme. Seguí pataleando y gritando hasta que una voz me interrumpe.

—¡CÁLLATE!— Una mano impactó sobre mi mejilla y me tomó bruscamente por el mentón.

—¡¿Qué te pasa?!, ¡diles que me suelten!, ¡por favor!— Veía a mi padre aterrada y con miedo.

—¡¿Qué te pasaba por la cabeza al hacerle eso a ese chico?!, ¡dime!, ¡¿estás loca?!

Una lágrima bajó por mi mejilla al ver el rostro de decepción de mi padre.

—Yo...— Estaba tan impactada con todo que no podía ni siquiera articular una palabra.

Mi padre me había golpeado y no veía a mi madre ni a mi hermano por ningún lado.

—¿! Ni siquiera una maldita respuesta me puedes dar?!, es increíble.— Se pasó las manos por el cabello casi jalándolo, su respiración era irregular, estaba tan enojado que con solo mirarlo daba miedo, miró a los hombres y les asintió con la cabeza.

No entendía nada de nada.

Sentí un pinchazo en mi brazo derecho y miré aterrorizada a los dos hombres.—¿Qué hacen?, ¿qué me pusie...?

Todo mi cuerpo se empezó a sentir pesado y mis párpados se fueron cerrando mientras caía al suelo.

                                         †

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