Anne Holmes ᯓ
¿Era costumbre que el doctor 3 me quisiera llevar a lugares que creo que no tengo permitido ir?
Parece ser su hobby.
No me mal interpreten, no me incómoda, solo que es curioso.
—No es ilegal lo que estoy haciendo.
Frunzo el ceño.
—No fue necesario que lo dijeras, supuse que te estarías preguntando por qué te traigo conmigo, ¿me equivoco?
Niego.—Supone bien.
Este sonrió apretando los labios y dimos paso a un largo pasillo, igual de solitario que los anteriores.
Una doctora de tés morena y de baja estatura estaba por entrar a un cuarto pero nota la presencia del doctor y la mía.
—Buenos días.— La chica sonríe y muestra las comisuras de los dientes, en ningún momento me mira directamente.
—Buenos días, ¿qué tal la mañana?
Noto que la recién llegada lleva en sus manos una carpeta con el nombre de “Mark Evans” en mayúsculas y con resaltador verde, miro a los doctores y avanzo hasta la puerta a dónde anteriormente la doctora iba a ingresar.
—No puedes entrar allí sola.— Giro sobre mis talones y miro con desilusión al doctor.
Me percaté que ya la doctora se había ido en dirección contraria a la de nosotros.
—¿Vamos?
El doctor dio dos toques a la puerta y esta se abrió de inmediato.
—¡DOCTORRRR LEEEEEEEEEE!— El chillido que salió de la habitación fue tan fuerte que el doctor y yo dimos un brinco al mismo tiempo.
Reí fuerte al ver la cara del doctor.
—Hola Mark, ¿cómo estás?— El recién nombrado no tenía un semblante muy amable que digamos.
— 2 meses, 2 meses sin venir Lee, ¿dónde estaba?, pensé incluso que ya no trabajabas aquí.— Reclamó con fingida molestia.
Una risa vacilante salió de mis labios inevitablemente.
Los presentes me miraron extrañados, Marck dándose cuenta que el doctor no venía solo.
—Oh, ¡hola!, yo soy Mark, un gusto.— Tendió su mano, la recibí con gusto.
—Anne.— El rubio frente a mi era tan, ¿lindo?, no sé, solo es adorable.
—¡Te queda el nombre!, ¿en qué piso estás?, de verdad no recuerdo haberte visto antes.— Miré al doctor 3 y este asintió.
—Estoy en el quinto.
La sorpresa en el rostro del rubio fue cómica.—¡Con razón no te había visto!, nadie que entra ahí es visto por los otros pacientes, pero espera.— Miró al doctor 3 y levantó una ceja.
—¿Cuánto tiempo tienes ahí?
—No sé, quitaron mi celular y realmente no hay relojes, estoy algo desorientada.— Este levantó las dos cejas y miró con desdén al doctor.
—¿En serio no sabes cuánto tiempo llevas ahí?, ¡qué injustos!— Exclamó alzando los brazos.—Bueno, ya que estás acá, salgamos, ya es mi hora de salir y por lo que veo este de acá no te dice ni en qué día estamos.
Salimos de la habitación ignorando olímpicamente al doctor 3 que nos seguía desde atrás.
—Te muestro, aquí como ves son 5 pisos, cada uno tiene un color, el primero es de color blanco, eso significa que es un nivel leve, el segundo piso es de color verde, eso significa que debe estar en tratamiento diario más no necesita quedarse aquí, el nivel 3 es de color amarillo, ya están un poco fuertes pero tratables, tienen “esperanzas”.— Hizo comillas con los dedos.—El 4to piso es de color rojo, es dónde están los casos fuertes, necesitan de psiquiátricos para ser atendidos y el 5to piso ya es para los que han llevado su enfermedad a algo ilegal y no se dan cuenta de que están enfermos y que necesitan ayuda.
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Efecto Secundario
Teen FictionDos años habían pasado desde la desaparición de Liliat Silvan y un mes del intento de asesinato de Aarón Lincoln. Los mismos acontecimientos sucedieron el mismo día, a la misma hora, pero en diferentes años. ¿Lo más extraño? Encontraron al culpable...