Las apuestas nunca son una buena idea, pero son jóvenes y estúpidos.
No importa la forma en que quieran verlo, intentar conquistar a su mejor amigo no suena bien en ningún sentido.
Aunque ya hemos establecido que son jóvenes y estúpidos.
″-Promete q...
Sunoo está riendo a su lado mientras platica con los chicos, sus manos están entrelazadas debajo de la mesa y ellos no parecen notarlo –o simplemente no dicen palabra alguna–. Se siente bien, como si nada hubiera cambiado, los chicos siguen tratándolos igual y nada es incómodo.
Sunghoon lo ama.
Pero aún así se siente un poco extraño, no sabe lo que tiene, pero algo dentro de él le está angustiando de sobremanera.
—Hoy es el último día de la apuesta—dice de pronto Jay, siente a Sunoo tensarse y suelta su mano suavemente.
La quiere de vuelta, pero lo deja ir y asiente mirando a su hyung.
—Ajá, ¿y luego?—pregunta él sonando molesto.
—Mañana es el veredicto final. Sólo les recuerdo que no mientan.
Sunoo carraspea y asiente con una sonrisa.
—Estoy seguro que Park SungHoonie está totalmente loco por mí—dice arrogante.
Sunghoon frunce el ceño.
—Mañana lo sabrás, Kim —responde y no sabe por qué el mal humor que llegó cuando Jay mencionó la apuesta sigue ahí.
Sabe que debe pensar las cosas. No sabe si Sunoo le gusta porque es su amigo, y no porque hayan tenido sexo significa que él ha caído enamorado, pero aún así va a pensarlo en la noche, necesita una respuesta clara.
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Más tarde, cuando llega a su departamento luego de haber dejado a Sunoo en el suyo y despedirse de él con un casto beso en los labios, se recarga en la puerta de la entrada.
¿Desde cuándo despedirse de esa forma de Sunoo se sentía tan natural? Incluso si ellos estuvieran haciéndolo sin una apuesta de por medio nunca acordaron algo, no estaban saliendo como una pareja oficial. Podía decir que era algo como lo que tenía con Eunha, la diferencia era que con ella no se besaban al despedirse.
Siente sus labios picar y los toca pensando en que es probable que sea la última vez que ellos se besan.
¿Qué se supone que hará? No es como si no pudiera vivir sin los besos de Sunoo, es sólo que siente como si ya se hubiera acostumbrado a ellos y no está bien. Depender de cualquier forma de una persona no le sonaba muy sano.
Camina al sillón frente al televisor y se sienta aventando la mochila a su lado, de ella, salen las pequeñas notas que Sunoo ha dejado en su casillero desde el día uno. Diez notas. Pequeñas, con simples palabras, pero que le regalaban un poco de felicidad.
Y piensa en que ellos tuvieron sexo, él se corrió mirando a Sunoo y Sunoo se corrió susurrando su nombre. Mañana, cuando todo eso acabará, ¿sería raro pensarlo o siquiera mencionarlo? ¿Debería fingir que nunca pasó o debería proponerle tener sexo una vez por semana? ¡Joder, no! Eso sonaba patético. Ni siquiera sabía si estaba enamorado o si le gustaba.
¿Cómo sabes que alguien te gusta?
Quizás si lo busca en naver pueda encontrar una respuesta, pero está asustado de lo que pueda descubrir, no quiere pensar en ello demasiado. No está listo para saber si Sunoo ha ganado o no.
Se levanta yendo directo a su habitación y se recuesta en la cama, prende la pequeña bocina a su lado y lo conecta a su celular para poner música que lo relaje. Pensará su respuesta luego, ahora sólo quiere dormir.
Abre los ojos apenas escucha una notificación, no es adicto al celular ni nada, sólo tiene curiosidad.
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Sonríe al ver la foto de Sunoo, entonces se da cuenta que le ha dicho bebé y no lo pensó. Quizás, sólo quizás, estaba un poco jodido.
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Sunghoon está seguro de algo y es de que Sunoo habla demasiado, en persona y por mensajes. No le molesta, pero sí es sorprendente.
Son casi las 3am y ellos siguen conversando de todo y nada.
Ahí está otra cosa, ¿ellos seguirán desvelándose después del "veredicto final"?
Suspira sintiéndose de pronto con insomnio, pero Sunoo no parece sentir lo mismo, porque le informa.
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Bloquea su celular luego de eso y se acuesta bien en su cama. Escucha debajo de él el sonido de cosas moviéndose y sonríe pensando en que Sunoo se está acomodando en su cama.
Sunoo está en el departamento de abajo, tan lejos y tan cerca a la vez.
—¡Descansa, Hoonie, te quiero!—escucha a su amigo gritar y suelta una pequeña risa.
—¡Descansa, Sunnie, también te quiero!
No escucha nada más, se acomoda en su cama mirando al techo.
¿Cómo saber si Sunoo le gustaba?
No lo sabe, mañana se preocupara por ello. Hoy, sólo dormirá con una sonrisa en el rostro y un cálido sentimiento al haber escuchado la voz de Sunoo antes de dormir.
