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Martes. Día 9.

Sunghoon tiene las manos recorriendo los muslos de Sunoo mientras se besan, el rubio pega su cuerpo más al de Sunghoon y ambos sueltan un suspiro.

La cosa es así: el día anterior Sunoo y Sunghoon finalizaron lo que habían empezado hace días y no solucionó nada, porque apenas llegaron al edificio, se metieron en el departamento de Sunoo y volvieron a tener sexo.

Hoy, están detrás de las escaleras del edificio de Derecho comiéndose la boca y tocándose como si su vida dependiera de ello.

—Tenemos que entrar a clases—susurra Sunoo entre jadeos.

—Al rato—responde Sunghoon.

—Tengo clase de Finanzas y voy mal en esa materia, Hoonie—le repite, pero no es como si él hiciera un esfuerzo para alejarse.

Y es que no quiere. Sunghoon sabe lo que hace y bueno, dijimos hace tiempo que Sunoo había pasado días enteros sin contacto carnal, no pueden culparlo.

—Yo tengo Negocios y no me estoy quejando—Sunoo ríe suave y separa lentamente a Sunghoon, sólo un poco porque aún siente su respiración cerca.

—¿Y entonces qué? ¿Nos quedamos aquí con la incertidumbre de ser descubiertos?

—No, podemos ir a tu casa o a los baños del edificio de Filosofía, ahí nadie va—Sunoo sonríe negando— por favor—le pide con un puchero en los labios.

Sunoo lo piensa, aún tiene un par de semanas para recuperarse en Finanzas, además es más divertido estar con Sunghoon que escuchando a un anciano de 68 años.

—Ni siquiera hubiéramos salido del edificio si me ibas a hacer volver.

—Yo te dije, pero insististe en venir.

—Ya vámonos, Park, antes de que me arrepienta.



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Llegan al edificio rápido puesto que Sunghoon pidió un taxi que los recogió en la entrada de la Universidad y era temprano, así que no había tanto tráfico.

Sunoo abre la puerta de su departamento y siente las manos de Sunghoon tomarlo por la cintura y levantarlo, suelta un pequeño grito y ríe.

—Bájame, voy a quitarme los zapatos.

Sunghoon le hace caso y ambos se quita los zapatos, Sunoo gira para mirarlo a los ojos, Park no pierde el tiempo y besa sus labios con fiereza.

Sunoo ahoga un jadeo y abraza a Sunghoon del cuello. Se separan mirándose a los ojos.

 —Mañana va a dolerte hasta el alma, bebé—le dice el pelinegro, Sunoo arquea una ceja.

 —Quisiera ver eso.

Sunghoon sonríe volviendo a besar al rubio, caminan como pueden a la recámara de Sunoo y una vez que llegan, Sunghoon lo avienta suavemente a la cama. Se quita su chaqueta y camisa rápido para no perder tanto tiempo, Sunoo copia su acción y se desviste del torso.

Sunghoon no puede creerlo, jamás imaginó que el cuerpo de Sunoo pudiera causar tantas cosas en él con sólo mirarlo. Siente como si sus manos y labios picaran por probarlo, se dio cuenta que desde el día anterior algo se activó dentro de él y ahora lo único que desea es dejar marcas en el cuerpo del rubio con la mera intención de que todos sepan que él lo ha tomado. Demasiado neandertal, pero no le importa.

All the lies || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora