Capítulo 13: Odio

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"Del odio al amor hay un paso,
del amor al odio un instante"
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- ¿Cómo diablos podré averiguar dónde se encuentra Sesshomaru? - Inuyasha permanecía sentado desde hace un par de horas sobre una rama del Goshimboku, pensando en posibles soluciones para su problema.

- Eso será difícil Amo, no tenemos ninguna pista sobre su paradero y este territorio es inmenso, podría estar en cualquier lugar.

- ¡Pues no me importa si tengo que buscar hasta debajo de la piedras, voy a encontrarlo y lograré que Aome regrese a mi lado! - mencionó con determinación.

- ¡Eso jamás voy a permitirlo! - exclamó una furiosa voz femenina proveniente del bosque que los rodeaba.

Inuyasha y Myoga reaccionaron de inmediato, observaron cómo Kikyo se aproximaba hecha una furia hacia ellos, esa mirada fría que siempre mantuvo ahora era un témpano de hielo capaz de intimidar a cualquiera. Más no a Inuyasha, quien simplemente saltó hacia el suelo y se acercó a ella para encararla.

- ¿Ahora qué quieres Kikyo? - marcada irritación salió de las palabras del hanyo, acompañada de una expresión de fastidio.

- ¡Ya te lo dije, no voy a permitir que me abandones por esa zorra!

- ¡Aome no es una zorra! ¡Y de cualquier manera, ya no pienso permanecer a tu lado! ¡Eliminaré la marca que te hice y por fin seré feliz al lado de la mujer que amo de verdad!

- ¡Pues si no te tengo yo, ella tampoco te tendrá! - en un rápido movimiento estiró la mano y sujetó el collar de Inuyasha halándolo con fuerza hasta romperlo, las cuentas moradas y los blancos colmillos que lo formaban se esparcieron por el suelo.

- ¡Qué hiciste estúpida! - la furia se apoderó del hanyo, que de inmediato se arrodilló en el suelo recogiendo con desesperación una a una las cuentas. Ese collar poseía un gran valor para él, pues aunque si bien era la herramienta de castigo que Aome utilizaba en su contra, así mismo era un vínculo que mantenía con ella, un amuleto que lo hacía sentirla cerca.

- Yo fui quien creó ese collar hace cincuenta años para regalártelo, pero fui asesinada antes de poder dártelo.

Inuyasha detuvo sus movimientos y levantó el rostro para mirarla con incredulidad - Entonces eso significa que nunca me amaste de verdad, que jamás confiaste en mí.

- Exacto querido, nunca confié en tu lado demoníaco, por eso deseaba convertirte en humano con la perla de Shikon.

- ¿Entonces por qué me aceptaste ahora siendo un híbrido? - se puso de pie frente a ella.

- Porque era aceptarte así o perderte en manos de esa arrastrada de Aome.

- ¿Así que fue por tu ego entonces? - sonrió con amargura - ¿Por qué no me sorprende a estas alturas? - cruzó los brazos en señal de molestia - No podías perder contra tu encarnación, y yo como estúpido caí en tus engaños - suspiró decepcionado - Tarde me doy cuenta de que tu amor por mí es tan falso como es cuerpo que tienes ahora. ¡Pero se acabó! ¿Me escuchaste? ¡Se acabó! Ya encontré la forma de borrar la marca que te hice y por fin podré regresar al lado de Aome y hacerla mi mujer. ¡Adiós Kikyo! ¡Adiós para siempre!

Estaba dispuesto a marcharse, pero no contaba con el último movimiento que ella haría.

- Si yo no te tengo, ella tampoco te tendrá, porque tú mismo serás quien acabe con su vida - antes de que Inuyasha pudiera hacer algo, Kikyo adhirió un fragmento de la perla de Shikon a la empuñadura de Colmillo de acero.

Pacto de orgullo (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora