La brisa del mar acariciaba suavemente el rostro de Max mientras se sentaba en la cubierta del Taurus Ruber, observando el cielo. El suave murmullo de las olas acompañaba al príncipe mientras tenía la mirada perdida en el horizonte.
Sergio se acercó con paso tranquilo, disfrutando del ambiente. Se sentó junto a Max, compartiendo el silencio cómodo por un momento antes de romperlo iniciando una charla amistosa.
— ¿Hermoso, verdad? No hay nada como ver el alta mar.
Max asintió, con una sonrisa dibujada en sus labios. — Es increíble. Estar aquí es increíble.
Checo le dedicó una mirada inexplicable. — También es la compañía. Estar aquí contigo, Maxie, hace que todo sea aún más increíble.
Max, ligeramente sorprendido por el comentario, solo pudo responder con una sonrisa suave.
— ¿Sabes, Maxie? El cielo y el mar son hermosos, pero creo que tus ojos les hacen competencia. Son como dos safiros brillando bajo el sol.
El rostro del príncipe se tiñó de un tono rojizo mientras desviaba la mirada, tratando de ocultar su sonrojo. — Oh, uh gracias, Checo. Eres demasiado amable.
Sergio rió suavemente ante la reacción de Max. — No tienes por qué agradecer, mi príncipe. Solo estaba diciendo la verdad. Tienes una mirada que hipnotiza a cualquiera. Como las sirenas, ¿alguna vez has conocido a alguna?
Max, con una risa nerviosa, negó con la cabeza. — No, nunca he visto alguna sirena, aunque mi mamá siempre me contaba historias sobre ellas. ¿Son reales?
— Bueno, depende de a quién le preguntes. Pero tengo la suerte de tener algunas amigas sirenas. ¿Te gustaría conocerlas? —dijo suavemente quedando maravillado por la forma en que los ojos de Max se iluminaban.
— ¡Por supuesto!
— Mañana por la tarde podemos ir, cuando el sol acaricie el horizonte. Te llevaré a un lugar especial. Pero, ahora, debo dejarte porque tengo cosas que planear —y dejando un beso suave en su mejilla se fue.
El príncipe observó la figura de Checo hablarle a Carlos, para posteriormente ambos hombres dirigirse a la cabina del capitán. Pero antes de poder pensar algo, llegó Lance.
— Pareces muy contento, Maxie. ¿Hay algo que quieras compartir? —dijo Lance mientras degustaba una manzana con entusiasmo.
— Bueno... hay algo. —comenzó Max, con cierta timidez en su voz.
El pirata, distraído con su comida, asintió. — Sí, claro, Max. Estoy escuchando.
— Bueno, resulta que... creo que me gusta alguien aquí en el barco —
Lance, sin apartar la mirada del horizonte, murmuró: — Oh, eso es genial, Max. Siempre es bueno tener amigos.
— El problema es que me gusta el capitán.
En ese momento, Lance estaba dando un bocado a la fruta cuando escuchó las palabras del príncipe. La sorpresa fue tal que, sin querer, escupió un trozo.
— ¡¿Qué?! —exclamó Lance, con los ojos muy abiertos.
Max, sorprendido se rió ante la situación. — Me gusta Sergio. Como algo más que un amigo o no sé cómo describirlo, pero cada vez que estoy cerca de él, siento que mi corazón late más rápido.
— ¡Maxie, eso es maravilloso! Checo es un hombre increíble, y estoy emocionado de que sientas eso por él.
— Pero, no sé si es mutuo Lance, ¿cómo puedo saber si le gusto también?
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AMORE IN MARE
FanfictionEl príncipe Max de Marisoria, un curioso príncipe que anhela explorar más allá de los límites de su reino, se encuentra con Sergio Havsgard, un intrépido pirata.