Bajo el cálido resplandor del atardecer, la cubierta del Taurus Ruber se teñía con tonos cálidos, el barco del intrépido capitán Sergio Havsgard, quien personificaba la esencia misma de la aventura.
A pesar de su juventud, sus rasgos estaban esculpidos por el viento y el sol que acariciaban su piel con la dulce rudeza de las aventuras previas. Sus ojos oscuros destilaban amor, acumulando día a día una pasión profunda por el vasto océano. Su cabello negro caía despeinado sobre su frente, rebelándose contra cualquier intento de domarlo. Una barba ligera resaltaba sus facciones, combinando perfectamente con la vida audaz en el mar. Su piel, bronceada por el sol, estaba adornada con algunas cicatrices que atestiguaban diversos enfrentamientos con otros piratas.
Checo vestía con la elegancia relajada de un capitán. Una camisa blanca ondeaba libremente con cada ráfaga de viento, revelando los músculos trabajados de sus brazos. Un cinturón robusto sostenía pantalones oscuros y desgastados por el tiempo. Un sombrero de ala ancha completaba su atuendo, sombreando sus ojos mientras mantenía su mirada fija en el horizonte.
El Taurus Ruber, era una obra maestra de la navegación. Su casco, pintado con un tono rojo intenso, destacaba entre las olas como un emblema de audacia. Las velas desplegadas, hinchadas por la brisa marina, llevaban consigo recuerdos de travesías pasadas.
El barco, de líneas elegantes y proporcionadas, mostraba la combinación perfecta de funcionalidad y belleza. Cada asta y cordaje estaba cuidadosamente dispuesto, dando la impresión de que el Taurus Ruber era más que un simple barco. En la popa, ondeaba con gracia una bandera ondeante, llevando consigo el emblema distintivo del capitán Havsgard.
En la cubierta, la tripulación estaba organizado con precisión militar, y el timón, sostenido con firmeza, dirigía el rumbo del barco hacia lo desconocido. Las historias de los mares quedaban grabadas en la madera desgastada de la cubierta, testigos silenciosos de las múltiples odiseas que el Taurus Ruber había enfrentado y superado.
En la proa, Sergio Havsgard observaba el horizonte con atención, mientras su mano derecha y mejor amigo, Lance Vaelhart, examinaba el panorama a través del catalejo. Sus ojos agudos y observadores detectaron una isla a la distancia.
Lance, emocionado, le pasó el catalejo al capitán. — ¡Capitán, aquí en el catalejo! Creo que he divisado la Isla de las Flores.
Checo, que estaba revisando algunos mapas en la mesa de navegación, levantó la mirada con expresión dubitativa y, después de acercarse al catalejo, confirmó la visión de una isla.
— La Isla de las Flores? ¿Estás seguro, Lance?
— Totalmente seguro. La reconozco por las palmeras exóticas y las aguas cristalinas a su alrededor. —dijo suavemente mientras volvía su vista al catalejo.
— No es mi destino favorito —dijo con suavidad recordando fantasmas de su pasado. La cara de Lance cambió a una mueca de tristeza, al saber de lo que hablaba su amigo. – Pero sé que a la tripulación le encanta.
Lance sonrió, comprendiendo la renuencia de Checo hacia la isla. — Le preguntaré a Fernando si necesitamos suministros —dijo suavemente, dejando a Sergio mirando el horizonte.
Lance descendió ágilmente y se dirigió hacia la cocina, donde encontró a Fernando Avalon, el cocinero del Taurus Ruber, ocupado preparando una comida para la tripulación. Pero más importante, era su novio.
— ¿Crees que necesitamos más provisiones, Fernando? La Isla de las Flores está cerca, y el capitán quiere saber si es necesario hacer una parada —inquirió Lance.
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AMORE IN MARE
FanfictionEl príncipe Max de Marisoria, un curioso príncipe que anhela explorar más allá de los límites de su reino, se encuentra con Sergio Havsgard, un intrépido pirata.
