.⋆。˚。⋆. III .⋆。˚。⋆.

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Mientras Max continuaba explorando las artesanías con Charles, el capitán Sergio Havsgard no podía apartar la vista del príncipe. Observaba con asombro la conexión que Max tenía con la gente de la isla.

En ese momento, Fernando, Lance y Yuki Triskell, que se habían aventurado a explorar la isla después de ocuparse de los suministros, se dirigían hacia la animada plaza. Lance notó la mirada fija de Sergio en Max y sonrió maliciosamente.

— ¡Checo! —gritó Lance, saludándolo con entusiasmo, mientras él y Fernando se abrazaban cariñosamente.

El capitán, al estar tan absorto en la presencia de Max con los isleños, no se percató del saludo de sus amigos. Al notar esto, los tres piratas se acercaron sigilosamente, aprovechando la distracción del capitán.

— ¡Capitán Havsgard! —saludó Yuki, el asistente de cocina, con entusiasmo, haciendo que Sergio se sobresaltara.

— ¿Eh? ¡Hola chicos! ¿Cómo van? —preguntó Sergio, tratando de disimular su distracción.

Fernando, con una risa juguetona, comentó — Parece que alguien aquí está disfrutando de la vista.

— ¿Yo? No sé de qué hablas. Solo estoy... apreciando el paisaje. — respondió Sergio, sintiéndose un poco avergonzado.

Fernando, acercándose con complicidad, dijo — No te preocupes, Capitán. Todos tenemos debilidades. —dijo suavemente, mirando a su novio quien le besó la mejilla — ¿Quién iba a pensar que el gran Checo se derretiría por un príncipe? —

— No me estoy derritiendo por nadie. Solo estoy... observando. — insistió Sergio, aunque su mirada seguía volviendo hacia Max.

Lance, Fernando y Yuki rieron entre ellos, disfrutando de la incomodidad momentánea del capitán.

En medio de las risas, Lance grita hacia la dirección de Carlos, quien estaba ocupado revisando las provisiones. — ¡Carlos! ¡Ven aquí un momento! Tenemos algo que necesitas ver.  —

Carlos Silverstone, el artillero y buen amigo del capitán, con una ceja elevada por la curiosidad, se acerca al grupo. — ¿Qué está pasando aquí? —

Fernando señala a Checo, quien aún sigue con la mirada perdida en Max. 

— Parece que el capitán ha encontrado algo más emocionante que una flota de barcos enemigos. —

— Ah, Checo, nunca pensé que te vería enamorado. ¿El océano ha perdido su encanto? —

Checo, algo avergonzado, tratando de mantener su compostura. — Están exagerando. Solo estaba apreciando la belleza de la isla, eso es todo. —

Lance le da un golpe amistoso en el hombro. — Lo que sea que digas, capitán. Pero todos te hemos atrapado in fraganti. —


Después de pasar un rato más con los isleños, Charles y Max se dirigieron al rincón sombreado de la isla, donde Torger y otros guardias habían ubicado la canasta llena de delicias. De repente, Max notó a lo lejos al capitán Sergio, comprando algo en uno de los puestos del mercado. La presencia del pirata atrajo la atención del príncipe de inmediato.

Sus ojos se encontraron por un instante, y fue como si el tiempo se detuviera por un momento. Una corriente invisible parecía conectar sus miradas, creando una chispa que encendió emociones inesperadas en el corazón de ambos. La brisa marina llevaba consigo la electricidad del encuentro, mientras Max sentía que su corazón latía un poco más rápido y experimentaba un leve cosquilleo en el estómago.

— Parece que alguien ha capturado tu atención, Maxie —bromeó Charles, levantando una ceja.

Max respondió con voz ligeramente nerviosa: — Oh, nadie en particular. Solo estaba pensando en algo.

AMORE IN MAREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora