El conde Daniel, viendo cómo el barco de Sergio se alejaba, no puede contener su ira. Sus ojos centellean con furia mientras apretaba los puños con fuerza. Sus planes de ascender al trono se desvanecían.
— ¡No puede ser! ¡Todo estaba planeado a la perfección y ahora esto! — Daniel murmuró entre dientes, su rostro enrojecido por la ira.
Los pueblerinos intercambiaron miradas incómodas, algunos murmuraron entre ellos, mientras que otros solo observaban en silencio.
— ¡No permitiré que mi futuro se esfume así! —Daniel apretó los puños con rabia y, en un estallido de frustración, gritó al viento que llevaba las risas distantes de la tripulación. — ¡Max es mi prometido, mi llave al trono! —Daniel agitaba los brazos en señal de desesperación.
Uno de los guardias, desconcertado por la reacción del conde, se acercó con cautela. — Señor, tal vez deberíamos considerar las opciones antes de...
Daniel, interrumpiéndolo con un gesto brusco, gritó. — ¡No hay opciones! ¡Todo se ha arruinado! —y señaló al Taurus Ruber que se alejaba. — ¡Ese maldito pirata se llevó todo lo que he trabajado por años! —
Las palabras del conde provocaron más murmullos entre la multitud.
Pero, en su ceguera por el poder, apenas prestó atención a las miradas. — Me aseguraré de que Max regrese, y cuando lo haga, Marisoria será mía, sin importar qué obstáculos se interpongan en mi camino. —
De regreso en el castillo, el conde Daniel entró con furia y frustración, cerrando la puerta tras de sí con un fuerte golpe. Su rostro reflejaba la ira contenida. El rey Christian, al notar la ausencia de Max, se inquietó y se acercó al conde con preocupación.
— Daniel, ¿dónde está mi leoncito? ¿Qué ha sucedido? —preguntó el rey con un tono urgente.
Daniel, simuló angustia y desesperación. — ¡Su Majestad, algo terrible ha sucedido! ¡Ese maldito capitán ha secuestrado a Max! He intentado detenerlo, pero fue demasiado tarde. —agregó, con una mezcla de rabia y preocupación.
El rostro del rey Christian se llenó de horror y preocupación. — ¿Secuestrado? ¿Cómo ha sucedido esto?
Daniel continuó con su engaño, aprovechándose de la situación. — Estábamos en la costa, y de repente, el capitán y su tripulación atacaron. Se llevaron a Max contra su voluntad. ¡Debemos hacer algo, Su Majestad!
El rey, lleno de ira y preocupación por su hijo, se volvió hacia un mensajero cercano. — ¡Rápido, ve a la guardia naval! Diles que detengan al Taurus Ruber y traigan de vuelta a Max sano y salvo. ¡El capitán Havsgard pagará por esto!
El mensajero se apresuró a cumplir la orden. Daniel, escondiendo una sonrisa de satisfacción, asintió y se dirigio hacia la sala de guerra, junto al rey Christian, para coordinar una respuesta.
Mientras el sol comenzaba a sumergirse en el horizonte, pintando el cielo de tonos cálidos y dorados, Max se encontraba de pie en la cubierta del Taurus Ruber, admirando la majestuosidad del océano. La brisa salada jugaba con su cabello mientras observaba las olas danzar bajo la luz de la luna.
Sergio, notando la expresión de fascinación en el rostro de Max, se acercó con una sonrisa amistosa. — Maxie, ¿cómo te sientes? —preguntó suavemente.
Max se giró hacia él, con los ojos brillando con la luz del atardecer. — Es increíble, Checo. Siempre me ha encantado ver el atardecer desde el castillo, pero esto... esto es completamente distinto.
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AMORE IN MARE
FanficEl príncipe Max de Marisoria, un curioso príncipe que anhela explorar más allá de los límites de su reino, se encuentra con Sergio Havsgard, un intrépido pirata.