Nuevos vecinos.

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Capitulo 3
Vecinos nuevos.

DAS.

***

La mirada de Amy pasa de felicidad a malicia pues tiene material para burlarse de mi, las vacaciones con ella estaban pasando bien hasta que me llevaron a una granja y un cerdo me persiguió.

-—¡No te rías!—Protesto pero ella suelta las carcajadas de su vida.

—Tienes que admitir que es gracioso.

Bueno en parte si pero ¿Por qué no podía tener unas vacaciones normales? Toma la manguera con la que estaba regando las flores y la empiezo a mojar ,ella grita y empieza a correr mientras la persigo.

—¡Para!— Grita ella mientras la persigo riendo.

—¡Esto también es gracioso!

***

Lunes 16 de agosto

Estamos frente de la casa de la vecina la abuela me pide que toque el timbre. Respiro hondo yo puedo, yo puedo. Lo toco tan rápido qué pienso que no sonara pero lo hace, tardan en abrir.

Levanto la vista cuando una aroma familiar llega a mi fosas nasales, Siento mi corazón detenerse por un segundo. Es Jesper.

Ese día supe que, aunque yo no hubiera subió a tu auto el destino siempre iba a buscar la forma de unir nuestros caminos.

—Das—Dice sorprendido, se me escapa una sonrisa tonta.

Deja de sonreír, la voz de mamá me grita.

—Hola—Una mujer alta aparece a lado de Jesper—¿Ustedes son nuestra vecinas?

—Si viene a darte la bienvenida—La abuela sonríe.

—Pasen—La abuela y yo  seguimos a la señora, siento la mirada de Jesper en mi pero —No soy capaz de verlo.

Detallo la casa tiene un montón de libros regados, fotografías y figuras de cerámica.

—Traje galletas—la abuela le entrega la bolsa—Soy Lisa, ella es mi nieta Das

Sonrió incomoda No me gusta tener atención de los demás.

—Mucho gusto, me llamo Maya y el es mi hijo Jesper.

Ellos son tan parecidos solo que Maya tiene los ojos verdes y Jesper grises pero de ahí en fuera son iguales. Mamá y yo no nos parecemos en nada somos como una rosa roja y una planta seca.

—Tomen asiento en lo que hago el café

Tomamos asiento en la sala, observó alrededor hay cajas sin abrir Jesper las esta subiendo a la planta de arriba. La abuela toca un mueble y hace una mueca de asco cuando ve que esta tiene polvo.

La señora Williams regresa con café, veo su cabello castaño está despeinado y su overol tiene manchas de pluma.

—¿Solo son ustedes dos lo que van a vivir aquí?

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