¹¹ 🦊🐱 DADDY +18

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🐱 JUNGWON

- Ahh, carajo. - apreté fuertemente el mantel del comedor. - Ahhh, así, daddy, así.

Sunoo apretó mis caderas para que pudiera hacer mejor sus movimientos y comenzó a besar mi espalda.

- Ohh, sí, cariño. - gimió y gruñó a la vez. - Me encanta que me llames así.

Me empujó más al comedor y sus movimientos fueron más rápidos que sentía que me iba a partir.

- Carajo, abre más las piernas. - tomó mi pierna izquierda y la subió arriba de la mesa. - ¡Humm!.

- Ahhh, mmhm, Sunoo. - gemía descontroladamente. - Daddy~ Más, daddy~ Más~ Ahh.

Recién llegamos a casa y me había tomado por sorpresa en la entrada de ésta. Apenas la puerta fue cerrada se agachó para quitarme mis tenis y yo bajé mi pants junto a mi ropa interior.

Él solía ser muy caliente y muy desesperado en sus celos, pero me encantaba la forma en que me tomaba tan ferozmente en cada rincón de la casa, en cada oportunidad que tenía.

Cuando llegué al banco habíamos follado en el sofá y su escritorio, pero eso no bastó para él, ya que, apenas subimos al carro él hizo que me montara en su regazo y lo hicimos en el estacionamiento y pues claro que hubieron empleados quienes nos vieron follar allí, pero eso no importó para ninguno de los dos.

Llegamos a casa y estacionó el carro en la cochera y volvimos a hacerlo justo allí, en el cofre del carro, en la mesa de accesorios para los carros. Sin mencionar que apenas entramos a la casa, volvió a deshacerse de mi ropa y aquí estamos.

Follando en el maldito comedor, pero no era nada nuevo, veces anteriores ya lo habíamos hecho en este lugar.

Eran las ocho de la noche y nuestros pequeños estaban por llegar a casa.

- ¡MALDITA SEA!. - grité al sentir cómo él se corrió en mi interior y su nudo creció en mí por undécima vez.

Su glande se hinchó en lo más profundo de mi interior y apreté tan deliciosamente su virilidad que gruñó por la excitación y echó la cabeza a mi espalda.

Mi cuerpo deliraba por el placer y se contrajo por el orgasmo. Sunoo sonrió y besó mi espalda desnuda.

- Mi amor. - dije tratando de recuperar mi respiración. - Debes tomar las pastillas que los niños están en camino.

- Está bien. - después de unos minutos él salió de mi interior suavemente y me cargó para subir a la habitación juntos.

Antes de entrar a la ducha, mi Alfa llamó a los empleados para que limpien el desastre de la casa, y para que después prepararan la cena.

Cada que los niños se iban a casa de sus abuelos o con Woonhak y Taesan, nosotros aprovechamos nuestro tiempo y los empleados se iban a la casa que se encontraba al final de la nuestra.

Nos duchamos juntos y nuevamente volvimos a hacerlo en la ducha y en la cama.

Nos amábamos demasiado y nos lo demostrábamos siempre en la cama, con la dulzura, la suavidad y la brusquedad con la que lo hacíamos.

Al final terminamos por poner nuestras pijamas y el aroma de Sunoo había inundado la ducha. Acaba de tomarse las pastillas para esconder el olor, pero eso no quita que esté caliente con cada roce en su parte baja.

Yo iba a ayudarlo cuando nuestros hijos estuvieran en la cama durmiendo.

Al terminar bajé los escalones para dirigirme a la sala y escuché un grito fuerte que provenía de ésta y vi un cuerpecito pequeño que yacía sentado en uno de los sofás.

CON LOS MUSLOS HÚMEDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora