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"la chica perfecta no tiene la vida perfecta"

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Paul odiaba los tomates cherrys, los espárragos, a los idiotas y a sus padres.

Pero, sin duda, en aquel momento, odia mucho aquello que haya hecho llorar a Cassy.

Jacob se encontraba descansando luego de un largo turno, para relevarlo por la mañana, mientras que él, Paul, se encontraba en la orilla del bosque más cercana a Cassy.

La ventana de la chica estaba abierta de par en par, los colores claros, sorprendentemente, predominaban el lugar, pero aquello no era lo importante.

La chica había llorado durante varias horas sobre su cama.

Aquello lo estaba alterando.

Su madre había dejado la cena en su escritorio pero ella solo lloriqueo un poco más antes de que decidieran dejarla sola.

En la planta baja los gemelos Theo y Tom, jugaban un videojuego después de la cena con su madre.

Una hora más de llanto colmaron la paciencia de Paul.

Se vistió con unos shorts deportivos y un par de zapatillas que esperaba no estropear y de un salto logró tomarse del alféizar de la ventana, se balanceó dos veces antes de ingresar a la habitación de un salto.

Se vistió con unos shorts deportivos y un par de zapatillas que esperaba no estropear y de un salto logró tomarse del alféizar de la ventana, se balanceó dos veces antes de ingresar a la habitación de un salto

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El llanto, acompañado de largo quejidos, quedaron suspendidos ante el sonido, la pelirosa se giró encontrandose cara a cara con Paul Lahote.

—¡AHHHH!

—Eh, que no soy tan feo.

La pelirosa arrojó una almohada contra su rostro causándole una sonrisa.

—¿Q-qué haces aquí?

Paul encontró adorable como la chica se sonrojaba violentamente, no fue hasta que bajó su mirada por su cuerpo que entendió el sonrojo y el mismo sintió sus mejillas teñirse.

—¡No me mires!.

—¿Cassy? ¿Estás bien?—La pregunta de su madre se oyó desde el primer piso.

La chica, que cubría únicamente un muy corto pijama se puso de pie de un salto, totalmente nerviosa, Paul rió ante el saltito ridículo que dió de un lado a otro.

—Dile que sí.

—S-sí, ma, solo... Me caí.

—Ten cuidado, linda.

Algodón De Azúcar - Paul Lahote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora