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Cassy estaba cerca del parto y lo sabía, aún así tenía el consuelo de que su condición de cambiaformas la ayudaría en aquel momento.

Pero oír los gritos llenos de agonía de parte de Bella estaba siendo, sin duda, uno de sus mayores retos.

Todas sus familias se habían refugiado fuera de la reserva con la intención de ocultarse lejos de Sam y su manada, que solo había estado en aumento, dos niños habían transmutando, niños de doce años como máximo, aquello fue casi doloroso para los del otro bando.

Incluso oyeron a un niño de ocho años, que había desaparecido, ahora volver como un lobo.

Aquello parecía casi irracional, aún así, el constante movimiento de los Cullen había alborotado los genes de los más jóvenes.

Uno de los primos de Cassy, Colin, había sufrido el cambio, solo generó alivio al haber enviado lejos a sus hermanos.

El llanto de la bebé cortó sus pensamientos, sin dudarlo fue corriendo escaleras arriba, el bebé, cubierto de sangre, era enorme, más grande que un bebé normal, y vaya que lo sabía luego de varios meses en clases para el parto.

Sus brazos se aferraron a ella, bajo la tensa mirada de los vampiros y salió de ahí.

Sumergió a la niña en la tina que habían preparado, pudo oír a los lobos de Sam agruparse fuera, Paul, Sam, Colin y dos niños más, estaban dispuestos a luchar con tal de llevarse a la bebé.

Cassy la vistió con un hermoso conjunto rosa, con lazo incluído, y la envolvió en una manta blanca mientras la desesperación la embargaba.

El corazón de Bella había dejado de latir, la pelea fuera de la casa Cullen, y el miedo la tenía temblando, aún así sostuvo a la bebé contra su pecho mientras caminaba por la habitación con desesperación.

—¿Cassy?—La voz de Jacob la tensó, sabía que él no estaba muy bien luego de la muerte de Bella, no estaba segura si debía abrir la puerta.—¿Cassy?

—Y-yo la cuidare... Vete...

Jacob volvió a tocar la puerta.

—¡Abre ahora! Debemos ver una forma de sacarte junto a ella.

—J-jake...—El pánico no le permitía pensar con claridad.

—¡Abre la puerta ahora, Cassy!

—N-no...

—Amor.—La voz de Embry se hizo escuchar logrando que su cuerpo se relaje considerablemente.—Abre, yo cuidare de ustedes.

—Ja-Jake no está bien... Puede dañar a la bebé.—Dijo abriendo la puerta y aferrándose a su esposo, la pequeña híbrida se quedó en medio chupando su pulgar, atenta a la situación.

Jacob casi gruñó mientras oía a los lobos afuera pelear con los vampiros.

—¡Debes huir ahora, Cassy!—Dijo.—Debes ubicar a tu familia y cuidar a Reneesme.

Cassy asintió mirando el rostro de la niña, quien levantó su mano y la colocó en su mejilla.

Cassy jadeó.

Embry y ella abrazándose mientras la pequeña quedaba en medio de ellos, el calor familiar la embargó.

La niña le había transmitido sus memorias y lo que había sentido.

—E-ella...

—¿Qué? ¿Te pasa algo?

—Vengan.

Jacob avanzó hasta colocarse frente a ellas, la vió repetir la acción con su amigo un momento antes de que sus iris castaños se posicionen en los suyos.

Y sucedió.

Cassy lo vió caer al suelo de forma casi teatral.

La incredulidad golpeó a Cassy y Embry.

Jacob acababa de imprimarse de la niña.

El remolino de altibajos de emociones acumuladas en aquel día hicieron que Cassy apriete los dientes al sentir un dolor atravesar su espina dorsal, era ligero, aún así, incomodó todo su cuerpo.

Y de repente un líquido se deslizó por entre sus piernas y todo pareció dar vueltas a su alrededor.

—Mierda.

Algodón De Azúcar - Paul Lahote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora